Los ácidos grasos omega 3 que contiene el pescado pueden ayudar a prevenir la retinopatía, una enfermedad de los ojos que puede causar ceguera en personas con diabetes y bebés prematuros, según un estudio publicado por la revista ‘Science’.
La Retinopatía es un término que hace referencia a cualquier enfermedad no inflamatoria que afecte a la retina, es decir a la lamina de tejido sensible a la luz que se encuentra en el interior del ojo. La retinopatía es el desarrollo anormal de vasos sanguíneos en la retina (que tiene altas concentraciones de omega-3) y una de las principales causas de ceguera. Los ácidos grasos de la serie omega-3 desempeñan papeles especiales en las membranas celulares del sistema nervioso, aunque según han detectado los investigadores no están en suficientes cantidades en las dietas occidentales modernas, en las que abundan los omega-6.
Estudios recientes han demostrado que el consumo en exceso de los omega-6, concentrados en algunos alimentos grasos y en la mayoría de aceites vegetales, incrementa el riesgo de contraer ciertas enfermedades y agudiza la depresión.
Los investigadores estudiaron la influencia de los omega-3 en la retina de ratones y descubrieron que el aumento de los ácidos grasos de este tipo derivados de la dieta limitó el crecimiento patológico de los vasos sanguíneos denominados neovasos. En el caso de los bebés, los vasos sanguíneos de la retina empiezan a desarrollarse a los 3 meses después de la concepción y completan su desarrollo en el momento del nacimiento normal, pero si nace muy prematuramente se puede alterar el desarrollo del ojo y los vasos pueden dejar de crecer o crecer de manera anormal.
La aparición rápida y desordenada de estos neovasos provoca graves perturbaciones como hemorragias internas en el ojo y, en casos más graves, glaucoma y desprendimientos de la retina. Los ratones alimentados con dietas ricas en ácidos grasos omega-3 por el equipo de Smith tuvieron una reducción de casi el 50 por ciento del crecimiento de los vasos sanguíneos en la retina, frente a los alimentados con dietas ricas en omega-6.
“Nuestros hallazgos nos dan nueva información sobre cómo funcionan los ácidos grasos omega-3, que los hace una opción aún más prometedora” para actuar como agentes protectores, dijo Lois Smith, oftalmóloga del Hospital Infantil de Boston e investigadora principal. Smith señaló que la capacidad de impedir el crecimiento de estos neovasos con ácidos omega-3 podría ayudar a reducir los costos sanitarios.
“El costo de los suplementos vitamínicos con ácidos grasos omega-3 es de unos 10 dólares al mes, frente a los 4.000 al mes que pueden costar las terapias para la terapia anti-VEGF (crecimiento endotelial vascular)”, indicó.