Revista Cine

Los osos no existen; La represión como arma creativa

Publicado el 08 junio 2023 por La Henryteca @LaHenryteca
Por Víctor Fernández.

Cuando en septiembre se presentó , por conspirar contra el gobierno. Se le acusaba, en concreto, de “colusión contra la seguridad nacional y por propaganda contra el sistema”. Un cineasta comprometido con la libertad de su país, con los derechos sociales, con la libertad creativa, encarcelado por sus pensamientos y sus ideas políticas.Los osos no existen; La represión como arma creativaEsta situación no es nueva, pues el cineasta iraní lleva sin poder salir del país desde 2009, año en el que también pasó cerca de tres meses entre rejas. A su retirada de pasaporte, el gobierno iraní sumó la retirada de su derecho a desarrollar su trabajo como cineasta, prohibiéndole rodar películas. En estas circunstancias, Panahi no se conformó y cedió al sistema, si no que se reveló de la manera más inteligente y creativa que tenía a su alcance. Desde entonces, su filmografía, que inició como una suerte de relevó de Abbas Kiarostami y su cine social (El globo blanco, El espejo, El círculo, Offside...) pasó a ser un reflejo de su situación y una crítica y plasmación de su país.Los osos no existen; La represión como arma creativa
Jafar Panahi, que siempre había jugueteado con las posibilidades del cine detrás del cine (ahí el ejemplo de una película tan magnífica como El espejo), emplea los principios del cine documental para recrear ficciones encubiertas. Esto no es una película (2011) refleja un día en la vida del cineasta en el interior de su casa, donde decide plasmar el último guion que no le han permitido rodar. En Taxi Teheran (2015), Panahi se pone al volante de un taxi donde van subiendo habitantes de la capital iraní con los que tiene conversaciones (le reconocen, hablan con él de su cine, de sus vidas...), todo ello bajo la aparente farsa de un documental que está totalmente guionizado. Ese metalenguaje llega a sus dos últimas películas, Tres caras y Los osos no existen, con una depuración formal que impresiona en su revelación de las posibilidades lingüísticas de ficción y realidad.Los osos no existen vuelve a tener como protagonista a Jafar Panahi, que escondido en un pueblo que hace frontera con Turquía, intenta rodar en la distancia su nueva película. Un equipo de rodaje trabaja al otro lado de la frontera. Los aldeanos tienen dudas de su presencia y unas fotografías que toma por el pueblo, levantan un enfrentamiento amoroso y de tradiciones ancestrales. A su vez, la película que rueda, mitad ficción mitad documental (como la propia Los osos no existen), habla de una pareja que intenta escapar del gobierno iraní hacia Europa.Los osos no existen; La represión como arma creativaEste trampantojo, a priori de apariencia confuso, en manos de Panahi se convierte en un retrato feroz de la represión iraní, de las costumbres ancestrales que también sirven de represión en sus gentes, de la libertad de expresión. Su juego de espejos entre lo que es realidad y lo que es ficción, crea un ingenio doloroso, lleno de vitalidad y humor. Es un cine político abrumador, rabioso, que además adquiere, en este su último trabajo, una capa de autocrítica que eleva la propuesta por encima de sus anteriores trabajos.Si algo podía se le podía echar en cara a las últimas películas de Panahi, desde una lectura más moral de las herramientas del cine, es que utilizase las desgracias reales como método para construir ficciones, llegando a manipular estas a su antojo con tal de estructurar una trama que le conviniese a su discurso. En Los osos no existen vuelve a suceder esta manipulación, pero Panahi reflexiona sobre ello, lo pone sobre la pantalla, se pregunta y juzga a sí mismo gracias a los mecanismos meta narrativos que utiliza la película.Los osos no existen se alzó con el Gran Premio del Jurado en el Festival de Venecia, y podría haberse leído erróneamente como un premio político. Nada más lejos de la realidad, los méritos y facultades de la película hablan por sí solos. Panahi ha conseguido un emocionante retrato de la libertad creativa, del cine propagandístico, huyendo del cine maniqueísta, reflexionando sobre el sentido de las imágenes como vehículo de transformación. Un gesto absolutamente revelador de un cineasta que ha sabido hacer de la represión un arma de creatividad y agitación asombrosa.

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    • ##check## Lo bueno
      • Su valentía, su juego con la herramientas del cine, su libertad, su reflexión sobre sus propios métodos.
    • ##times## Lo malo
      • Que Panahi tenga que estar pasando esta situación para crear obras tan reveladoras.

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    • Ambientación 8.0
      • Buena, claustrofóbica. Sabe perfectamente jugar con sus espacios.
    • Desarrollo de Personajes 7.0
      • Crea una ficción partiendo de la realidad con un asombroso trabajo de desarrollo, impactando en su tramo final y mostrando su propia vivencia.
    • Argumento / Guion 8.0
      • Muy inteligente, de construcción muy complicada (dentro de su apariencia sencilla).
    • Banda Sonora 7.0
      • Juega con el sonido directo con sequedad y contundencia.
    • Entretenimiento 7.5
      •  Dentro de su lentitud, de su desarrollo complejo, la película es una muestra de divertida de las posibilidades del cine.
    • Montaje / Innovación técnica 8.0
      • Calibrar bien las dos historias paralelas, así como la apariencia de realidad y ficción, es un trabajo laborioso y muy potente de montaje.
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    • Puntuación Total  7.5 / 10
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Fuente Imágenes: La Aventura Audiovisual


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