Revista Psicología

Los padres: ¿cómo colaborar con el maestro?

Por Yanquiel Barrios @her_barrios
Los padres: ¿cómo colaborar con el maestro?"No estoy satisfecho del afecto que me profesas, sino lo tienes también para con todos los que te hacen bien, entre los cuales tu maestro es el primero después de tus padres; (...) quiérelo cuando es justo y cuando te parece que es injusto; cuando está alegre y se muestra afable y cuando lo ves triste. Ámalo siempre. Pronuncia siempre con respeto este nombre de maestro, que, después del de tus padres, es el nombre más dulce que un hombre puede darle a un semejante. Tu padre." Corazón, Edmundo de Amicis

Llegado el momento de la escolarización, la familia y los padres no deben nunca dejar de prestar atención a la situación escolar y la educación en general de su hijo o hija.

La escuela es la institución social que se ocupa de la instrucción y en buena medida de la educación desde edades muy tempranas. Eso no le resta la máxima responsabilidad a la familia en cuanto a la educación de los hijos. En ocasiones se confunden estas cuestiones, máxime en un proyecto social como el cubano, que coloca un empeño especial en reforzar la educación de niños y jóvenes a partir del fortalecimiento, en todos los órdenes, de la institución escolar. Esto a veces trae como consecuencia, que algunos padres consideren que la escuela es problema de la escuela y no de la familia.

Los padres deben estar completamente dispuestos a colaborar con la institución escolar, con los maestros, a crear un vínculo sólido a partir del cual, pueda llevarse a cabo una misma directriz en el proceso de enseñanza-aprendizaje. Los niños deben saber que para la familia también es primordial el desempeño docente de ellos, que en la casa también los padres estarán al tanto, y velarán por el cumplimiento de sus deberes de estudiante.

Ser maestro o maestra es una noble profesión, no siempre bien reconocida socialmente. El desempeño del docente de la enseñanza elemental entraña un esfuerzo grande y constante. No son pocos los hombres y mujeres que aún sabiendo que se entregarán a una vida de sacrificios, se dedican a esta labor; son aquellos que cuenta con la verdadera vocación deenseñar.Nunca será demasiado el reconocimiento a la figura del maestro.

Aún así, estas personas no están exentas de presentar dificultades y en ocasiones deficiencias en su quehacer profesional. Un buen maestro siempre está superándose, siempre aprende de las viscicitudes cotidianas; la vida es muy rica, los contextos cambian, las experiencias docentes son muy diversas. Por eso no es para nada extraño que algunos padres tengan alguna discrepancia con el maestro o maestra de su hijo o hija.

Los padres: ¿cómo colaborar con el maestro?

Pueden existir criterios diferentes acerca de muchas cuestiones: sobre el manejo del niño, sobre la valoración del aprendizaje en determinada materia, sobre la pertinencia de tal o cual medida educativa, ejemplos sobran. Lo que sí no debe ocurrir de ninguna manera, es que los padres ante alguna de estas diferencias de criterios, demeriten la autoridad y devalúen la figura del maestro delante de sus hijos. Este puede ser el comienzo de un punto de desencuentro muy desacertado.

Una trama animada muy popular, que seguramente muchos recordarán, puede servirnos para representarnos esta situación. El niño viene a decirle al padre que ha recibido un regaño de la maestra. Éste, sin prestarle mucha atención, le responde- "No le hagas caso a esa vieja loca". Al día siguiente, cuando el padre marcha hacia el trabajo, se encuentra al niño con el uniforme jugando en el parque. Perplejo y disgustado, le pregunta por qué no se encuentra en la escuela, a lo que el niño responde de forma muy natural- "Eso mismo dijo la maestra, ¡pero yo no le hago caso a esa vieja loca!"

Dañar la imagen de un maestro es dañar la imagen de la escuela como institución. Como consecuencia de un mal manejo de una problemática de esta índole,el irrespeto que un niño pueda haber aprendido, puede hacerse extensivo a todos los maestros y figuras de autoridad escolar, llegando incluso a invadir las relaciones de padres e hijos. El niño no sabe discriminar, si se debilitan los límites, la asimilación de normas, la aceptación de la autoridad de un adulto tan importante como un maestro, posteriormente realizará una generalización y trasladará todas estas deficiencias educativas a la relación con el resto de los adultos. Aquí entonces estaríamos en presencia de un problema muy serio.

Incluso cuando los padres tengan la razón acerca de determinadas incongruencias en las que ha incurrido esta figura, debe evitarse a toda costa un enjuiciamiento claro y directo, en presencia de los hijos. A veces, en efecto, el niño ha sido víctima de un comportamiento errado del docente. En estos casos se le puede decir que la maestra\o dijo o hizo cosas sin pensar o sin querer, que hasta ella que se preocupa tanto por los niños, puede tener un mal día y no actuar bien. De esta manera el problema será visto, como algo circunstancial y pasajero, como de hecho puede haber sido. Es conveniente y sano que el maestro o maestra reconozca delante del niño que no actuó correctamente, que no lo juzgó bien...si es preciso disculparse. Esto no debilita su posición de autoridad, por el contrario.

Resumiendo, desde el inicio mismo de la vida escolar, la familia debe asumir la responsabilidad por el cumplimiento de los deberes escolares de los hijos. Maestros y Padres deben crear una alianza en la que ambas partes conduzcan al niño en una misma dirección. Es indispensable crear un ambiente de colaboración mutua y mantener una adecuada comunicación. Cualquier desavenencia que pueda surgir debe ser resuelta de modo productivo en los marcos del respeto y la comprensión recíproca. Padres

Ante situaciones de conflictos y discrepancias, la familia debe acercarse al maestro a plantearle la preocupación. Es importante el esfuerzo de las dos partes por lograr establecer una comunicación efectiva. Ambas son figuras de autoridad y deben respetarse y considerarse mutuamente.

Maestros

Ahora bien, si llegara a ocurrir que el problema realmente comprometiera la integridad moral del maestro entonces sería necesario explicarle al niño que algunos adultos también pueden incurrir en graves equivocaciones tratando de destacar la excepcionalidad del caso. La solución entonces deberá tramitarse con las autoridades escolares, tratando por todos los medios, de mantenerlo a distancia del menor.

    La escuela no es un problema exclusivo del maestro. Deben tener conciencia de que son los máximos responsables de la educación de sus hijos.
    Debe establecerse y mantener un vínculo sólido con los maestros. Es necesario velar por el cumplimiento de los deberes y obligaciones escolares de los niños.
    Ante la ocurrencia de una desavenencia,no demeritar jamás ni dañar delante de los niños la imagen y la autoridad del maestro o maestra.
    Los conflictos deben resolverse por la vía del establecimiento de una comunicación efectiva.
    Ante un verdadero comprometimiento de la integridad moral del maestro, destacar la excepcionalidad del caso y manejarlo con cierta distancia del menor.
    Es muy saludable que ante un comportamiento errado, se reconozca el problema delante del niño. Si es posible, disculparse. Lejos de debilitarse, esta actitud fortalece su imagen ante el o los alumnos.
    Es indispensable lograr establecer una adecuada comunicación con los padres para resolver de un modo armónico el conflicto o desavenencia.

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