Título:Los patos deCentral ParkAutora: Marina Fernández BielsaEditorial: AlfaquequePags.: 94P.V.P.: 15€ISBN: 9788493742096
Los patos de Central Park es un textoque cuenta con más de una virtud, lo que lo convierte en una lectura agradabley muy sugerente, especialmente para los que hoy día vagamos en las turbiasaguas de los treinta y tantos y cuarenta y pocos. Lo más notable de Lospatos es que, tratándose de una obra intimista, como nos desvela desde elinicio la contraportada, no se detiene en inútiles regodeos, y está relatada deforma directa y concisa, haciendo gala de un lenguaje que guarda un eleganteequilibrio entre la morosidad propia del estilo y el obligado transcurrir de lahistoria. Historia que revela el contexto vital de una mujer, Diana, cuyopasado la ha impulsado a un presente de cierto marasmo existencial. Paraplantear esta situación, Marina Fernández se sirve del recurso a las lecturas,las músicas “de juventud”, esos materiales de aluvión con los que comenzamos aconstruir nuestra identidad adolescente, y que se quedan incrustados de porvida en nuestra memoria y nuestro propio organismo. Como advirtió la autora en la presentación dellibro, Diana no es Marina, pero creo que es evidente que Diana toma mucho deMarina, y esto precisamente aporta un interesante grado de autencidad al texto,sin el cual el resultado final sería un tanto pobre, pues, al fin y al cabo,estamos ante un ejercicio de “búsqueda del tiempo perdido” que, como el másfamoso de todos ellos, podría resumirse en una sola línea, de forma que elargumento carece de fuerza suficiente para ponerse en pie por sí solo, sin elconcurso de las evocaciones. Y aquí reside el pequeño problema de esta obranotable: cuando las lecturas, las canciones que jalonan el discurrir de lospensamientos y emociones de Diana pierdan su facultad de evocar (para lo quebasta el natural paso de las generaciones), Los patos se volverá unanarración difícil de descifrar, a falta de su clave más íntima y necesaria. En todo caso, invito al lector a acercarse aesta exploración vital y a imbuirse de su ambiente melancólico, pues a buenseguro dentro podrá hallar eco de sus propios malestares y, quién sabe, hastaalgo de consuelo.
*La editorial dice