
La Academia Americana de Pediatría acaba de lanzar una recomendación a los pediatras del país, deben preguntar a los niños si pasan hambre cuando son sometidos a un chequeo rutinario o a una visita por cuestiones médicas. La razón que se argumenta es que en ocasiones un niño puede parecer sano y no mostrar signos de desnutrición, pues no siempre son evidentes, así que para prevenir la malnutrición este tipo de preguntas son importantes.
Se calcula que casi 8 millones de niños estadounidenses viven en hogares con inseguridad alimentaria, lo que quiere decir que no siempre tienen suficiente para comer. Los expertos explican que esto no es algo que se comente, una buena parte de las familias intenta evitar hablar del tema, sea porque se sienten avergonzados o porque consideren que no es un problema que le importe al pediatra, cuando en realidad es todo lo contrario.
A partir de ahora los pediatras preguntarán a los niños y a los padres que visiten la consulta si durante los últimos 12 meses han sufrido falta de alimentos en el hogar, si la familia tenía dinero para poder comprar alimentos y si los niños han pasado hambre. Los pediatras advierten que la brecha de riqueza en Estados Unidos se manifiesta en la alimentación, una mala nutrición y la inseguridad alimentaria se relacionan con enfermedades cardiovasculares, obesidad, diabetes, etc.
Las familias que no tienen suficientes recursos se decantan por alimentos que no pueden proporcionar todos los minerales y vitaminas que necesita el organismo, los niños que viven en hogares con inseguridad alimentaria enferman con más frecuencia y se recuperan de forma más lenta de las enfermedades, tienen peor salud en general y además son hospitalizados en más ocasiones.
Los expertos informan que algunas familias dependen del Programa de Nutrición Suplementaria del Gobierno Federal (SNAP), estas familias tienden a consumir menos calorías que las familias que tienen más ingresos, pero cuando se trata de alimentos ricos en nutrientes, como por ejemplo las frutas y verduras, también comen menos, parece que prefieren alimentarse con productos que llenan más la barriga pero no aportan lo que necesita el organismo, por lo que quizá se debería modificar el sistema de ayuda alimentaria para forzar a que las familias coman de todo a través de las cartillas o cupones de alimentos que reciben por el programa de ayuda.
Los pediatras advierten que los niños y adolescentes que están afectados por la inseguridad alimentaria tienen un mayor riesgo de sufrir deficiencia de hierro, sufren menor densidad ósea y su condición de malnutrición provocará que en un futuro sufran enfermedades cardiovasculares y diabetes. La falta de comida saludable pone en peligro la capacidad de concentración de los niños en la escuela, por lo que el rendimiento intelectual es menor, además tienen un mayor riesgo de sufrir problemas emocionales y de comportamiento.
La AAP recomienda a los pediatras tener a mano una lista de recursos para intentar ayudar a estas familias, como por ejemplo informar sobre los bancos de alimentos y cómo pueden conseguir comida. También hablarán con los padres para que comprendan que es necesario cuidar la alimentación de los niños y que no se decanten por alimentos que son ricos en grasas vacías y que no aportan nada al organismo. Podéis conocer más detalles sobre la nueva declaración de política de la AAP a través de la revista científica Pediatrics.
Foto | sotojose2004
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Los pediatras de Estados Unidos preguntarán a los niños si pasan hambre
