El chauvinismo francés les ha llevado siempre a unos muy reconocibles delirios de grandeza. Cierto que momentos cumbres de la humanidad se han desarrollado en Francia y franceses son personajes decisivos en la evolución del planeta.
Pero el papel relevante de Francia como eje del mundo pasó. Ni su realidad demográfica, ni económica, ni política, ocupan hoy una posición que nos lleve a pensar algo que a los gobernantes franceses, de distinto signo, aterroriza: que no son una “potencia mundial de primer orden”.
Y mientras tanto, la “grandeur” perdida hace estragos. Ya no tienen un imperio colonial, Dien Bien Phu fue mucho más que el canto del cisne y su política exterior es errática. Ora está como el miembro más belicista de la OTAN, que cómo el más pasivo.
Entre Mitterrand y Sarkozy han dejado una Francia lista para Le Pen. No “estuvieron” en Irak pero sí en Libia. Cuando los servicios de inteligencia norteamericanos, británicos e israelíes crean el ISIS, como forma alambicada de garantizar unas guerras y un mercado de armas “sostenible”, del que como en el laboratorio del doctor Frankestein les ha salido un monstruo al que no controlan, Francia va y crea “Boko Haram”, que es lo mismo pero aplicable a África. Pero más sanguinario y en países más pobres.
Ahora el mundo –para oculta satisfacción de los franceses- vive pendiente de su metrópoli. De sus atentados y de sus excesos. De cómo se liquidan derechos fundamentales que ellos y la humanidad obtuvieron en 1789 por mor de una manipulación propagandista del terror, del que sus dirigentes no son, en nada, ajenos.
Vienen desarrollando una vergonzante guerra colonial en Centro África (Togo, Chad, Malí…) que nadie denuncia y todos ocultan.
Todos sus gestos son de imitación. Si un disminuido mental como Bush, tras los sospechosos atentados de las Torres Gemelas, ordena un bombardeo contra un país que no tenía nada que ver (Afganistán), Francia se embarca en una guerra aérea en Siria tras el horroroso atentado de París. Si se “inventan” el ISIS, ellos hacen lo propio con Boko Haram.
Estos locos occidentales, y sus capitalistas empresas, van a acabar con el planeta. La globalización era esto: que tres tontos la baba, pendientes de su Bolsa, pongan en guerra, en peligro y en muerte a esta desgracia de astro.
Su Frankestein particular ha asaltado hoy un hotel en Bamako, ha hecho 180 rehenes y ha dado muerte a 25. Y esto no ha hecho sino empezar.
El principal problema del mundo no es el terrorismo, sino la estupidez
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