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Humanos y perros comparten un vínculo de miles de años, y esta relación tan estrecha ha permitido que los perros puedan interpretar nuestro lenguaje corporal, expresiones faciales, tono de voz e incluso nuestro aroma bajo situaciones de estrés.
Una investigación publicada en Scientific Reports evaluó si los perros podían detectar el estrés humano y cómo esto afectaba su comportamiento. Los resultados mostraron que el olor del estrés en los humanos puede influir en el estado emocional de los perros y en su capacidad de aprendizaje, siendo esta la primera vez que se demuestra tal efecto.
La mayoría de los dueños de perros afirmarían que sus mascotas perciben cuando están estresados o molestos. Los perros utilizan una combinación de señales para interpretar nuestras emociones, como el lenguaje corporal, el tono de voz y el olor corporal. Sin embargo, lo realmente interesante de esta investigación es que los perros pudieron detectar el olor del estrés en personas desconocidas, lo que sugiere que el olor característico del estrés es reconocible por sí mismo y no es algo que el perro asocie únicamente con el estrés de su dueño.
La investigación
El estudio se desarrolló en dos fases, involucrando a participantes humanos y caninos. En la primera fase, se recolectaron muestras de olor de voluntarios humanos, quienes fueron expuestos a dos condiciones: estrés y relajación. Durante la condición de estrés, los participantes realizaron pruebas que incluyeron hablar en público y resolver problemas aritméticos frente a evaluadores. En la condición de relajación, los participantes vieron videos con escenas de la naturaleza. En ambas situaciones, los participantes usaron paños de algodón debajo de sus brazos para absorber el sudor.
En la segunda fase, 18 perros de diferentes edades y razas participaron en una serie de pruebas de sesgos cognitivos, diseñadas para evaluar el estado emocional de un animal mediante su respuesta a estímulos ambiguos. En este caso, los estímulos eran cuencos de comida colocados en diferentes lugares de una sala de pruebas; algunos cuencos contenían comida previamente (ubicación positiva) y otros no (ubicación negativa). La clave era observar con qué rapidez y entusiasmo los perros se acercaban a cuencos colocados en ubicaciones nuevas e intermedias, más cercanas a lo positivo, lo negativo o en un punto intermedio.
Cada perro fue expuesto a tres condiciones en sesiones separadas: olor de un humano estresado, olor del mismo humano relajado y una condición control sin ningún olor. Los investigadores midieron cuánto tiempo le tomaba a un perro acercarse a su cuenco de comida o si no lo hacía.
Resultados
El estudio reveló que los perros eran menos propensos a acercarse a un cuenco en una ubicación donde previamente no habían encontrado comida (ubicación cercana negativa) cuando estaban expuestos al olor de estrés, en comparación con cuando no había olor o había un olor relajado. Esto sugiere que el olor del estrés humano hacía que los perros fueran más cautelosos o aversos al riesgo, incluso si el cuenco podría contener comida.
Aunque estar estresado cerca de un perro puede afectar su estado de ánimo y su capacidad para aprender y responder al entrenamiento, el estudio encontró que el olor relajado no tuvo este efecto. Por lo tanto, es importante que los dueños sean conscientes de esto, manteniendo la calma o realizando actividades relajantes antes de entrenar a sus perros para minimizar efectos negativos.
Interesantemente, este efecto fue más pronunciado durante la tercera sesión, cuando el “olor de estrés” se introdujo después de que los perros habían estado expuestos al “olor relajado”. Esto sugiere una posible interacción entre el olor y el proceso de aprendizaje, con los perros volviéndose más cautelosos a medida que las pruebas continuaban.
Los investigadores también notaron que los perros se acercaban más rápidamente a una ubicación positiva (donde esperaban encontrar comida) y más lentamente a una ubicación negativa (donde no esperaban comida), lo que indica que los perros no solo eran influenciados por el olor, sino también por sus experiencias previas.
Limitaciones
Aunque la investigación ofrece hallazgos interesantes, presenta algunas limitaciones importantes.
Primero, el tamaño de la muestra de humanos y perros fue relativamente pequeño, lo que implica que los resultados podrían no ser completamente generalizables a todos los perros. Se necesitan estudios con muestras más grandes para confirmar y ampliar estos hallazgos.
Además, el estudio se centró en el olor de humanos desconocidos, lo que deja abierto cómo podrían reaccionar los perros al estrés de sus propios dueños, con quienes tienen un vínculo más cercano. Investigaciones futuras deberían explorar cómo los perros responden a los olores de estrés de sus dueños en comparación con los de personas desconocidas.
Referencia: Parr-Cortes, Z., Müller, C.T., Talas, L. et al. The odour of an unfamiliar stressed or relaxed person affects dogs’ responses to a cognitive bias test. Sci Rep 14, 15843 (2024). https://doi.org/10.1038/s41598-024-66147-1
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