Se cree que los egipcios lo usaban a modo de antiinflamatorio o analgésico contra los dolores, mientras que los atletas griegos lo consumían crudo porque lo consideraban una gran fuente de energía.
En casos crónicos, se puede ingerir un diente de ajo para aliviar los síntomas.
Si no le es fácil tolerar el sabor del ajo, puede ingerirlo en cápsulas.