Que la lágrima de Pierrot, tiene poderes, es algo cierto, te guste o no te guste admitirlo, alguien que llora durante siglos por conseguir el amor de la bella Colombina a pesar de observar como pasa la vida viendo como ella consigue todos sus deseos y el sólo muere, confiere a Pierrot de una sabiduría extrema, solo has de llegar a admitir, que lo que posee una persona se transfiere a todo lo que sale de ella. Es fácil, solo piensa en que todo lo que haces tiene tu sello impreso y hasta yo diría que viendo, sólo tu casa, sabría que te pertenece. Viendo como mueves tu cuerpo sé que tienes y de que sufres carencias.
Que Pierrot, no hubiera podido deshacerse de las cadenas enfermizas que se confunden con amor, desde luego, no limita la suma sabiduría que del tema ya poseía Pierrot. Haz la cuenta, porque la lágrima la tomamos antes de traer y llevar todo el asunto, hasta terminar contemplando como después era Colombina la que llamaba a tu móvil con voz lastimera, triste, desconsolada, angustiada, llorosa, amargada, aburrida, descorazonada, troquelada en estalactitas de soledad descubierta y descompuesta por el comportamiento "excéntrico" en el que cayó Pierrot. Al secarle su lágrima de amor, antes del cambio, podemos aventurar, sin margen de error, que la sabiduría obtenida durante siglos atrás, impregnaba ya esa lágrima porque tú y yo, logramos deshacernos, con ella, del sufrimiento obtenido con experiencias pasadas, lo que indican, con claridad, el valor curativo de semejante lágrima.
Saber de los curados antes por sus lágrimas, implica un trabajo minucioso que podemos empezar en una biblioteca o, si queremos ser algo más productivos, podemos acometer una rápida búsqueda en Google. Si queremos que nos cuenten experiencias de primera mano, tendremos que abrir Twitter y dejar que nos cuenten. Lo cierto, es que no hemos podido ser los únicos en llegar a tan simple conclusión. Ahí, deben haber llegado muchos, lo que si podemos presuponer es que nunca nadie acometió la tarea de embaucar, como perfectas Celestinas, a la casquivana Colombina porque de llorar, Pierrot seguía llorando cuando robamos la lágrima y de resultas de nuestra acción, se secaron unos ojos que antes estaba húmedos. Asunto, que lo que si da, es un valor incalculable a esa última lágrima. Si nos curó a nosotros, puede curar a todos. Ahora la cuestión es ¿Donde la dejamos?
Ese es el verdadero asunto que trae reflexionar sobre los poderes de la lágrima de Pierrot. Podemos hacer varias cosas, llegar hasta donde dejamos la relajación que nos provocó el masaje espléndido que nos dio Juanito el de los rododendros, olvidando la importancia del valor de frasco que contenía la lágrima. Podemos vestirnos para acometer la búsqueda mientras revisamos paso por paso todas las acciones que hicimos luego, hasta dar con la cuestión. Llamar a Indiana Jones, para que nos ayude a dar con ella y venderla o regalarla luego. Pero, espera, vamos a observar con más detenimiento, oye, que en realidad ¿cuantos dedos aguantaría, sólo esa lágrima, pegando trocitos en pieles como si fuera una gota de perfume de Chanel? Si lágrimas ya solo queda una, sin embargo, Pierrots, hay tantos, que lágrimas como la suya deben haber millones, sentarse a escuchar hasta poder dar con la forma de secar una de tantas, ofrecerá las mismas posibilidades de curación que la que perdimos, a fin de cuentas, era una sola lágrima robada a un Pierrot de papel
Si vemos el valor de esa lágrima, también podemos ver que es una sola lágrima que, curar, curar puede hacerlo con dos o tres personas, a lo sumo. Pero si que podemos ver el valor de las infinitas lágrimas que brotaron, brotan y brotaran por "amor", para, tomando sólo una de ellas en cualquier Pierrot que encontremos, decir adiós al dolor que provocan amores perdidos en calles ya abandonadas.
Así que si tienes ganas de correr aventuras, te sigo, porque hoy me aburro. Pero si quieres decir verdades, hay que contar que lágrimas con poderes hay muchas más de las que imaginamos.
Porque llorar, lloran los Pierrots pero solo hasta que descubren que hay una diferencia, muy grande, entre "amor" y amor.