Una revisión de la literatura científica de los últimos 30 años relacionados con los progenitores homosexuales y el bienestar infantil, determina que la orientación sexual de los padres no influye en la estabilidad familiar, es decir, las familias homosexuales con progenitores gays o lesbianas, no condicionan el desarrollo cognitivo, emocional o social de los niños y es el mismo que el de los hijos de familias heterosexuales.
En el bienestar de un niño influye especialmente la relación estable de los progenitores y los recursos económicos y sociales, la orientación sexual de los padres queda relegada a un segundo plano. La revisión realizada ha tomado como referencia más de 100 artículos científicos y la conclusión es que no existe ninguna evidencia de que el desarrollo de los niños pueda verse comprometido si crecen en el seno de una familia homosexual. El profesor en epidemiología responsable de esta revisión explica que no ve ningún tipo de riesgo para los niños, apuntando además que la información estudiada, ofrece garantías sólidas, fiables y válidas en lo que respecta a la crianza de los niños.
Sin embargo, existen otros factores de riesgo para el bienestar infantil, por ejemplo la separación o divorcio de los padres, la inestabilidad familiar y otras cuestiones que afectan por igual a familias homosexuales, monoparentales o heterosexuales. La aceptación social de las familias con progenitores homosexuales ha dado lugar a que se realicen diferentes estudios tanto en Estados Unidos como en Europa, siendo más numerosos los estudios sobre familias formadas por parejas de mujeres que por parejas de hombres, ya que el primer caso estaba mucho más extendido que el segundo.
Al respecto, el Estudio Nacional Longitudinal de Salud Adolescente (CPC) realizado en Estados Unidos, determinaba que no existen diferencias en aspectos como la ansiedad, la autoestima, la vinculación con el centro escolar o el éxito en los estudios por parte de los hijos de padres heterosexuales o parejas de mujeres. Se han tenido en cuenta muchos parámetros, incluso los métodos de crianza, las técnicas de disciplina, la aceptación de los niños…, todos los valores eran normales y equivalentes entre los dos modelos de familia. La revisión de estudios ha sido amplia y en todos los casos se delata que no existe ninguna diferencia, en cambio sí se ha determinado que los niños que son criados por padres gays o lesbianas son más fuertes psicológicamente, se sobreponen con más facilidad a los problemas o posibles contratiempos.
Durante los últimos 10 años se ha reconocido el matrimonio entre personas del mismo sexo en 11 países y los niños criados no han experimentado ningún tipo de problema o dificultad. En Faros nos explican que los niños tienen las mismas necesidades, derecho a recibir una educación, crecer en un entorno seguro, poder disfrutar de la estabilidad social y sobre todo ser queridos, algo que brindan igualmente familias heterosexuales u homosexuales. Podéis conocer más detalles del estudio a través de este artículo de la Academia Americana de Pediatría.
Foto | storyvillegirl
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Los progenitores homosexuales y el bienestar infantil