Hace un par de días salió una noticia escandalosa: que se había comprobado que los pterosaurios ¡no tenían plumas! Y el furor recorrió las redes sociales. ¡Habíamos sido timados! Pero ¿Qué había de cierto en todo esto? Sin poder leer los artículos científicos de viva mano, no podía emitir ninguna clase de juicio. Había que esperar. Afortunadamente, un alma caritativa los compartió con su servidor y por fin pude ver de qué va el asunto.
Izquierda: ¿nueva? interpretación. Derecha: visión actual del integumento de los pterosaurios. Obra de Megan Jacobs de la Universidad de Portsmouth.
Bien, comencemos comentando la imagen que acaban de ver es una terrible y errada interpretación del artículo en cuestión. El mismo no dice que los pterosaurios fueran calvos. Lo que dice es que los filamentos descubiertos en 2018 (con fecha editorial de 2019) no son plumas, sino que son simples picnofibras descompuestas (ahondaré más en eso en seguida). Si quieren saber de qué va esto, les recomiendo un video del canal.
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Bien. El artículo escandaloso fue publicado en Nature Ecology & Evolution, bajo el título "No protofeathers on pterosaurs" (Los pterosaurios no tenían protoplumas). Y acá viene el primer pormenor del mismo: NO ES un artículo de investigación original. Es un híbrido entre una carta de opinión (un formato válido en ciencia) y una revisión. Los autores del estudio básicamente critican el trabajo de Yang y colaboradores del 2019 y su fundamentación clave reside en argumentar que los filamentos reconocidos por los autores antes mencionados son en realidad filamentos simples y que la ramificación de los mismos es producto del amontonamiento de filamentos y de descomposición de los mismos (aunque luego dicen que son actinofibrillas en descomposición y no integumento real). Y a continuación proceden a citar otros trabajos donde se ven filamentos descompuestos que se ramifican. Y acá hay algo más que sospechoso: todos esos artículos son de los autores del estudio. Y si bien la autocita se permite, es muy sospechoso que seas el único que ha encontrado eso. Los autores de la crítica (porque insisto, no es un artículo de investigación donde se empleen nuevos métodos para reexaminar los fósiles) además, ponen dos fotos en su artículo, mismas que no tienen etiquetas, ni se aprecian de forma clara.
Traduzco el pie de figura: Fig.1.| Estructuras integumentarias en Sordes pilosus, PIN-2585/36 (Instituto Paleontológico de Moscú). a, La región interna del quiropatagio (nota: ese término no es válido, se llama pteropatagio) adyacente al cuerpo, anterior a la pelvis. La superficie epidérmica obscura y ligeramente granular en la superficie del integumento (et) cubriendo el torso (t) contrasta con la superficie epidérmica (ep) del integumento formando la región proximal del quiropatagio (c). Mucho de la epidermis que cubría el quiropatagio está perdida, exponiendo las actinofibrillas (ak) densamente empaquetadas, ahora, ligeramente descompuestas. En la izquierda, mucho del quiropatagio ha sido retirado, dejando algunas actinofibrillas incompletas y numerosas fibrillas finas (fb) de las que las primeras están compuestas. ri, costilla. b, Cinco actinofibrillas (1-5), seccione cortas que están parcialmente desdobladas (por ejemplo, x-y), exponiendo las fibrillas en la parte proximal del quiropatagio. Las actinofibrillas tienen aproximadamente 60-80 μm de diámetro, antes de desdoblarse, las fibrillas tienen menos de 5 μm de diámetro. Parches de la epidermis se preservan como manchas irregulares obscuras. Barras de escala, 1 mm (a) y 0.1 mm (b).
Bueno, no sólo esa figura no dice nada en relación al tema a trata, desviándose hacia las actinofibrillas (que son el material que compone el pteropatagio de los pterosaurios y que le da su rigidez); sino que además confunde términos y mezcla cosas (diciendo que las picnofibrillas son en realidad actinofibrillas descompuestas). Esta es sin duda una de las peores figuras que he visto en mucho tiempo (peores que las mías jaja). El texto de menos de 1 cuartilla, explica que simplemente lo encontrado por Yang y colaboradores no es lo que ellos vieron. Pero no ofrece ninguna observación que lo corrobore (y eso que los autores tuvieron acceso a los ejemplares). Honestamente esperaba más y algo que fuera revolucionario. Eso sí, los autores del artículo original (Yang y colaboradores) respondieron a esta carta.
En ella rebaten las críticas de Unwin y Martill y principalmente contra el argumento de que la variedad de filamentos observada por ellos es sólo fruto de descomposición. Yang y colaboradores indican que la descomposición de las fibras no produce unidades discretas y que en su lugar, deberíamos observar estados intermedios, que precisamente, no están. Y que además, donde están los filamentos ramificados (las plumas en etapa 2 y 3) también se tiene el mayor grosor de los paquetes de filamentos, lo cual no sería lo que ocurriría si fueran filamentos simples en descomposición. Además, Unwin y Martill dicen que la presencia de melanosomas (corpúsculos subcelulares con pigmentos) y de queratina, es evidencia de contaminación; pero Yang y colaboradores indican que estas evidencias están sólo en las zonas con filamentos y no en la matriz, por lo que, desde luego no se trata de contaminación por putrefacción. Y finalmente, el argumento de que las fibras observadas son en realidad actinofibrillas descompuestas queda descartado cuando Yang y colaboradores presentan una fotografía donde se aprecia claramente qué es qué.
Fotografía en la respuesta de Yang et al. donde vemos la diferencia clara entre picnofibrillas y actinofibrillas. Las primeras son homólogas a las plumas, las segundas son parte de la estructura interna de la membrana alar.
En resumen. El artículo de opinión de Unwin y Martill no está bien fundamentado y no desemboca un cambio de paradigma como los medios lo mencionan. Es una queja válida, pero que, como toda idea en ciencia, debe ser puesta a prueba y Yang y colaboradores ofrecen evidencia y argumentos que precisamente, responden a las inquietudes de Uwnin y Martill. Este es un proceso natural y completamente válido en ciencia. Aquí lo malo fue que los medios consideraron que la carta de Unwin y Martill reflejaba algo nuevo (que además exageraron) y no fue el caso. El estado del arte actual, nos dice que el trabajo de Yang y colaboradores se sigue sosteniendo. Así que no, los pterosaurios ni están calvos, ni dejaron de tener plumas simples.
Fuentes:
Unwin, D.M., Martill, D.M. No protofeathers on pterosaurs. Nat Ecol Evol (2020). https://doi.org/10.1038/s41559-020-01308-9
Yang, Z., Jiang, B., McNamara, M.E. et al. Reply to: No protofeathers on pterosaurs. Nat Ecol Evol (2020). https://doi.org/10.1038/s41559-020-01309-8