El nefasto inicio de Liga del Real Madrid ha trasladado la inquietud a sus seguidores y no los problemas de Ronaldo y Mourinho
De los doce puntos disputados hasta ahora por el Real Madrid en las cuatro jornadas de la Liga española, solo ha sumado cuatro. Seguramente es uno de los peores inicios de campaña de su historia. Y esto no lo esperaban los aficionados del club madrileño, sobretodo después de que la pasada temporada finalizará con el conjunto blanco batiendo todos los récords posibles. Y a pesar de que ha habido un verano por medio, la diferencia en imagen y juego es tan abismal que ha sembrado la inquietud entre sus millones de seguidores. Este drástico bajón en el rendimiento es lo que pone nerviosos a los madridistas, y no la tristeza de Cristiano Ronaldo ni los afilados improperios de José Mourinho.
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Aunque pueda parecer duro y arriesgado afirmarlo, el Real Madrid ha destrozado de un plumazo las aspiraciones de sus seguidores a conseguir el doblete tan deseado: la Liga y la Champion en la misma temporada. No solo nunca han recuperado ocho puntos de desventaja con el líder en la competición nacional, sino que en este caso el primer clasificado vuelve a ser un Barcelona que sigue en lo más alto de su rendimiento, a pesar de haber perdido a su alma máter, el independentista Pep Guardiola. Va a resultar una auténtica odisea para los blancos restar tan amplia diferencia ante un conjunto azulgrana crecido por la temprana crisis en la que ha caído su eterno rival.Esta frustración en el resultado y en el juego es la que ha dañado el nivel de confianza de los madridistas en su equipo, y no la memez de Ronaldo al afirmar a los medios de comunicación que estaba triste, y no aclarar que es porque no se siente querido en este club. Así, podrá obtener una mejora de contrato, porque más de cariño no va a disfrutar, pues este no se adquiere con euros, ni siquiera jugando bien. Tampoco la sempiterna estulticia de Mourinho, para quien los demás son siempre los culpables de los malos resultados y nunca su extensa y prepotente sabiduría, daña el espíritu triunfal de su afición. Ni aunque se inculpe con la boca pequeña, después de haber zarandeado verbalmente a sus jugadores. Eso sí, sin acritud. Todo este berenjenal está ya asumido por unos seguidores que ven parte de sus ilusiones tiradas por tierra a las primeras de cambio.

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Dos son, desde mi punto de vista, las principales causas del incapaz inicio de los hombres de Mourinho. Por una parte, la falta de poder físico y, por otra, el ansia generalizada por llevar la décima Copa de Europa a sus vitrinas. La baja forma del cuadro dirigido por el técnico portugués es más que evidente. Si recuerdan, la temporada pasada comenzaron la campaña como motos, con una inédita demostración de poderío físico en la Supercopa, aunque no les sirvió para ganarla. Sin embargo, este año la planificación ha sido muy diferente, se supone que diseñando la curva de máximo rendimiento para marzo, abril y mayo, cuando se decide la Liga de Campeones. Lo que no era de esperar es que la falta de fuelle y precisión en estos inicios de campeonato fuera tan dañina.Además, las ganas que tiene toda la familia blanca de lograr la décima, con el presidente, Florentino Pérez, a la cabeza, ha provocado cierta relajación psicológica en el segundo objeto de deseo madridista para esta temporada: la Liga. Fieles exponentes de esta laxitud en el campo de juego han sido casi todos los integrantes de la plantilla, empezando por Casillas y terminado por Ronaldo, pues ninguno de ellos está cerca del nivel demostrado la temporada pasada. Si se hiciera una encuesta entre los seguidores blancos, la práctica totalidad diría que este año lo importante es la competición europea, pues no dejan de ser los actuales campeones de Liga. Y este espíritu también penetra en la mente de los jugadores, aunque lo nieguen. Esto se podrá comprobar esta noche en el debut en la Liga de Campeones ante el Manchester City, donde Mou seguro que sí tendrá el equipo que ha echado de menos en la Liga.
Ahora bien, esta estrategia contiene un riesgo muy grande, pues si todo el capital blanco es apostado a ganar la Champions, no lograr este propósito supondría un fracaso tremendo, pues en el resto de competiciones parece haberse reducido el interés. Y no sumar otro título continental significaría regresar a las temporadas en blanco, circunstancia que tanto detesta la afición blanca, acostumbrada a celebrar títulos. Y para mayor preocupación, el Madrid ha tenido la mala fortuna de caer en un grupo con rivales que le podrían apear de las eliminatorias. Peo esto sería una tragedia que, hoy por hoy, solo sus rivales contemplan.