Muchas de las costumbres sociales y culturales de sus habitantes, así lo demuestran. También el baile y el ritmo de sus danzas más representativas, como es el caso del Batuque y la Tabanca, cuyas raíces se remontan al tiempo de los esclavos, detonan claramente un origen espiritual y animista. En el interior de la isla, aún perdura una minoritaria comunidad que históricamente, se ha distinguido por mantener vivos determinados y significativos rasgos antropológicos, heredados de sus antepasados, que traídos como esclavos desde el África continental, se establecieron en esta isla.
Estas raíces africanas, se reflejan de manera mucho más evidente en un minoritario grupo étnico, conocido como los Rebelados o Rabelados (en criollo), al que podríamos definir como una sociedad aislada en el interior de una isla.
La historia de este grupo de “rebeldes”, tiene su origen en las desavenencias religiosas surgidas durante la década de 1940, cuando la iglesia católica junto al gobierno portugués, envió algunos sacerdotes y educadores, con la misión de imponer nuevos dogmas y costumbres religiosas, entre la población de las islas. Algunos de estos grupos de población criolla, se negaron a abandonar su peculiar forma de practicar el cristianismo, a la vez que rechazaban el idioma portugués, y la educación impartida en las escuelas institucionales.Esta actitud de rebeldía, provocó su exclusión de la sociedad y la persecución que el gobierno de Portugal, presidido por el dictador Salazar, ejerció contra los que considerara como apostatas y anárquicos. Como consecuencia de este hostigamiento, muchos de sus líderes fueron arrestados y encarcelados en la prisión de Tarrafal.Obligados a refugiarse en las zonas más inaccesibles y montañosas del interior de la isla, los Rabelados acabaron formando comunidades y grupos cohesivos, que les permitiera sobrevivir a las continuas persecuciones a que se vieron sometidos por parte de las autoridades y el del resto de la ciudadanía.
En estos alejados asentamientos, principalmente ubicados en la Sierra de la Malagueta y la zona rural de Asomada, los Rabelados han seguido conservando sus tradiciones de manera casi clandestina. Alejados de la civilización, viven las enseñanzas de Jesús, de manera sencilla y sin fanatismos, en hogares simples construidos con paja, donde se rechaza el uso de la radio, televisión o cualquier otro elemento de la modernidad actual.
En la actualidad, esta comunidad que ha sido símbolo de resistencia y rebeldía ante los poderes religiosos y políticos establecidos por occidente, esta viendo como sus miembros más jóvenes se alejan progresivamente de las antiguas costumbres practicadas por sus predecesores.
Artículo realizado para la revista NT de Binter Canarias