Dicen que el amor mueve el mundo. También mueve la ficción, sobre todo en el universo catódico. Hay pocas series que no tengan un componente romántico, ya que expuesto en su totalidad o algo más discreto, como la típica tensión sexual no resuelta que hay entre los dos protagonistas de un procedimental. Incluso series tan brutales u oscuras como Vis a vis o The 100 tienen su hueco para las historias de amor, aunque las usen para algo más.
Y es que ese elemento romántico puede dar mucha vida a un producto continuado como una serie, sobre todo porque esa sección shipper del público colabora muchísimo a que la serie tenga presencia en las redes y se hable de ellas: fanarts, fanfiction, vídeos en Youtube, comentarios sacando punta a cualquier escena... Las tramas románticas pueden colaborar en la historia y ayudar a que el espectador empatice aún más con los personajes. Por ejemplo, en Orphan Black se lamentan más ciertas muertes por el efecto que va a tener en su pareja o por lo que ésta sufre que por la muerte en sí.
¿El problema? Que esas historias de amor son un arma de doble filo.
Sí, como ya he dicho le puede venir bien a algunas series (¿Bones y Castle tendrían tanto seguimiento de no ser por la relación entre sus protagonistas?), pero eso teniendo en cuenta que funcione. Porque si la historia de amor no lo hace y basas en ella la serie o, al menos, la parte sentimental de la misma, tienes un serio problema.
Hace algún tiempo hablé del Síndrome de la pareja protagonista, una especie de regla no escrita mediante la cual la pareja protagonista es un auténtico coñazo: Allison y Scott de Teen Wolf, Elena y Stefan en The vampire diaries y un largo etcétera eran La pareja de sus series, pero era como ver a dos sillas declarándose amor eterno. No tenía interés. Y es que conseguir que la relación funcione no es sencillo: necesitas dos actores que funcionen bien, que los personajes hagan buena pareja y que, en cierta manera, la química entre ellos traspase la pantalla.
Y, sí, es difícil y la ficción tiene ese encanto de que cobra vida y va por donde ella quiere más que por donde el que escribe quiere. Por ejemplo, en Jane the Virgin los guionistas se esforzaron en vender la relación de Jane y Rafael, que era en lo que se basaba la serie, pero no funcionaba: no sólo Justin Baldoni no funciona con nadie en la serie (bueno, salvo con Yael Gobglas) y menos con Gina Rodríguez, sino que, a poco que se quisieran ser realistas, se sabía que esa relación no tenía futuro porque no eran compatibles y no hay ni un solo aspecto que vean de la misma forma.
El problema es cuando los guionistas pecan de cabezones y les da igual lo que pida la historia y lo que funcione o no y fuerzan el asunto, metiéndolo con calzador, que es precisamente lo que está ocurriendo en este último tramo de The Flash.
Los chicos del Arrowverso tienen un serio problema: no saben escribir una buena pareja. Al menos de forma inicial. En Arrow, Oliver Queen y Laurel Lance funcionaban mejor como amigos que como pareja y por eso estuvo bien que cambiaran la dinámica, en Legends of tomorrow los dramas continuos de Ray Palmer y Kendra Saunders no interesan a nadie porque no pueden ser más sosos ni hechos de encargo, en Supergirl es como si Kara Danvers se liara con una escoba en lugar de con su amor verdadero, James Olsen... y, finalmente, tenemos The Flash, que es la que me ocupa.
Desde el primer episodio de The Flash nos contaron que Barry Allen estaba enamorado de su hermana de acogida, Iris West, pero ella no le correspondía y, de hecho, estaba saliendo con otro. Para liar aún más las cosas, en el futuro Barry estaba casado con Iris, pero ni eso hizo que Iris sintiera nada por él... al menos hasta ahora que les ha apetecido a los guionistas.
Y es que está tan mal hecho por tantos lados.
En primer lugar, Candice Patton es una actriz muy, muy floja. Es la típica que es guapa, no actriz. De hecho, no transmite absolutamente nada, ya sea como hija de su padre, amiga de sus amigos o damisela en peligro. Así que, claro, en ningún momento ha transmitido ni siquiera tener esa buena relación que se supone que mantiene con Barry, a pesar de las muchas escenas que le ponen ejerciendo de Pepito Grillo de Barry.
En segundo lugar, Iris West es un personaje que no encaja en la serie. Los guionistas lo intentan, pero sencillamente no funciona. También es lógico, cuando The Flash es una serie sobre un grupo de amigos que salvan al mundo y todos tienen su función: puede que Barry sea el velocista, pero los demás tienen su parte en ese salvar el mundo. Caitlin es doctora y experta en genética, Cisco inventa cosas chulísimas, Harry es el personaje más inteligente de Central City, incluso Joe es una parte importante por su labor como policía. Sin embargo, ¿qué hace Iris en el equipo? Nada, salvo estar ahí con su sonrisa Profident.
Fue especialmente sangrante verla esta semana y la anterior como parte del equipo, juzgando a Harry sin que ella sepa de qué está hablando o sencillamente sentada al lado de Cisco, celebrando lo bien que funciona el tema del holograma, cuando ella no tiene nada que ver.
Pero lo que más me revienta es lo mal que lo han escrito. Puedes tener a dos personajes que vivían en la friend zone y que han acabado enamorándose, pero escríbelo bien. Por ejemplo, en Agents of Shield, Fitz siempre estuvo enamorado de Simmons y ella no le correspondía, pero los guionistas les dedicaron una temporada y media a que estuvieran juntos y el que Simmons se enamorara de Fitz quedó tan orgánico como creíble.
Aquí no, aquí a Iris le ha brotado el amor como una seta una mañana de lluvia.
Durante casi dos temporadas, Iris no ha sentido nada por Barry. Estaba enamorada de Eddie y flirteaba con Flash, pero no sentía nada por Barry. Sí, estaba celosa de Linda, cierto, pero daba más la sensación que le molestaba perder a su perrito faldero que querer a Barry. También llegó a besarle, pero fue cuando estaban a punto de morir y descubrió que Barry era Flash, lo que tampoco aclaraba mucho, en mi opinión, que sintiera nada por él. Con el tonteo que se traía con Flash, a quien idealizaba, más que por Barry, le besó por Flash.
Y en esta segunda temporada es que ninguno de los dos ha sentido nada por el otro. Barry ha estado ocupado primero con Patty y luego lidiando con Zoom, mientras que Iris protagonizaba ese spin-off coñazo con su madre y hermano. De hecho, su repentino enamoramiento se basa en que en el futuro de Eobard Thawne estaban casados, al igual que en Earth-2. Así que, más que quererle, parece que se siente sola y que, visto lo visto, ¿por qué no intentarlo?
Lo que me parece terrible. Terrible.
No sólo por lo mal que funcionan los actores y los personajes juntos y porque no son creíbles como amigos y menos aún por parejas, sino porque no hay por dónde coger el repentino enamoramiento de Iris. Es que o esta fatalmente escrito o sencillamente Iris sólo quiere optar por la vía fácil y estar con su perrito faldero, el que renuncia a sus poderes por su hermano y que no se tira de cabeza a recuperarlos (y salvar a Caitlin) por la promesa de un futuro normal con ella. Si es esa opción, que visto lo visto es lo que parece, es terriblemente egoísta por parte de Iris y súper injusta.
Lo peor del caso es que te lo intentan vender como romántico cuando no lo es y lo están forzando cuando podían aprovechar lo bien que funcionaba Barry con Patty. Es que, en serio, no me podéis dar un inicio de temporada con una relación tan molona con ellos dos y acabarla con esta mierda tan mal escrita. No, no mola nada.
Me estoy imaginando, de todos modos, por dónde van los tiros y por qué están forzando esto, pero aún así: joder, si planeáis lo que creo que hacéis (el regreso de Eddie, porque es el enmascarado que tiene Jay Garrick secuestrado, justo cuando parece que Barry tiene a Iris), haberlo hecho mejor. Barry se merece algo mejor y los espectadores también.