La primera datación había arrojado una antigüedad de tan solo 12.000 años, y convertía al H. floresiensis en la especie humana de existencia más reciente (aparte del Homo sapiens). Pero esa datación era errónea; sedimentos más jóvenes habían cubierto los huesos y confundido a los investigadores. La antigüedad corregida de los restos óseos es de entre 100.000 y 60.000 años. La de las herramientas de piedra atribuidas a estos humanos, de entre 190.000 y 50.000 años. Han usado cinco métodos distintos e independientes, con lo que estos números parecen bastante sólidos.
En varios medios, incluida la especializada National Geographic, se están presentando estos resultados como la fecha de la extinción del Homo floresiensis:
And the new estimates for hobbit extinction coincide suspiciously with the arrival of modern humans in that area. (Y la nueva estimación de la extinción de los hobbits coincide sospechosamente con la llegada de humanos modernos a esa área.)
Varios titulares destacan la coincidencia entre la extinción de los hobbits y la irrupción del Homo sapiens, o se preguntan (viejo truco, el de la pregunta en el titular sobre ciencia) si nosotros los exterminamos.
Pero, si leemos el trabajo científico*, podemos comprobar que en ninguna parte se señala esa supuesta coincidencia ni se insinúa tal exterminio. Por una sencilla razón: no se sabe cuándo se extinguió el hobbit. Lo que se ha datado han sido unos esqueletos y unos útiles de piedra, no la extinción de una especie. La extinción pudo haber sido muy posterior. En el artículo científico, los autores escriben:
whether H. floresiensis survived after this time, or encountered modern humans, Denisovans or other hominin species on Flores or elsewhere, remain open questions that future discoveries may help to answer. (Si el H. floresiensis sobrevivió después de este tiempo (50.000 años), o se encontró con humanos modernos, denisovanos u otras especies de homininos en Flores u otros lugares, sigue siendo un asunto pendiente que los futuros descubrimientos pueden ayudar a resolver)
La posibilidad de que nuestra especie exterminara a los hobbits o los llevara a la extinción mediante la competencia por los recursos ya se había sugerido antes (cuando los restos se consideraban más recientes). Pero, de momento, no hay manera de probar esa hipótesis. Por muy jugoso y periodístico que nos parezca este asunto, el nuevo trabajo científico no va de eso.
*Thomas Sutikna et al. Revised stratigraphy and chronology for Homo floresiensis at Liang Bua in Indonesia. Nature, published online March 30, 2016; doi: 10.1038/nature17179