“Los ritos del agua” de Eva García Sáenz de Urturi: otro caso para Kraken

Los ritos del agua, Eva García Sáenz de Urturi, La ciudad blanca, trilogía, novela negra

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Kraken vuelve a implicarse en un caso muy especial en “Los ritos del agua”

“Los ritos del agua” de Eva García Sáenz de Urturi es la continuación de “El silencio de la Ciudad Blanca” y, como su predecesor, continúa con la fórmula de novela negra y policíaca desarrollada en el norte de España y con un binomio presente-pasado que será relevante a la hora de esclarecer la nueva ola de asesinatos que sus protagonistas deberán resolver. La autora llega con este libro al ecuador de la “Trilogía de la Ciudad Blanca”, la cual me está gustando mucho y tengo planificado terminar lo antes posible. Pero primero te cuento mi opinión sobre esta segunda parte.

En “Los ritos del agua” de nuevo nos encontramos con Unai (Kraken), el investigador criminal que ahora intenta recuperarse de las secuelas físicas de su enfrentamiento con el asesino de los crímenes del Dolmen y que ve sacudirse su mundo con la noticia de que Alba, su nueva pareja, espera un hijo del que desconoce si es suyo o de su fallecido marido (si has leído “El silencio de la Ciudad Blanca” ya entenderás lo terrible que le resultaría a la pareja que el bebé no fuese del propio Kraken). Por si no lo has hecho no diré más. Pero lo que de verdad trastoca la relativa paz de Kraken es el hallazgo de su primera novia asesinada siguiendo un ritual de 2600 años de antigüedad, crimen que tendrá que resolver cuanto antes porque no tarda en descubrir que el asesino se está centrando en eliminar a los chicos que en 1992 compartieron campamento con él mismo y que ahora esperan un hijo (lo cual lo sitúa en la lista de posibles objetivos del criminal). El pasado de Unai durante su estancia en un campamento arqueológico cántabro con su cuadrilla de amigos y los extraños sucesos acontecidos durante el mismo cobrarán una gran relevancia y deberá volver a analizar los comportamientos de las personas que conoció entonces como el profesor encargado del proyecto y su hija, una niña nerviosa que presentaba conductas aparentemente psicóticas.

Aunque me ha gustado bastante “Los ritos del agua” y presenta una estructura, trama y elementos similares al libro anterior, debo decir que esta segunda parte me ha enganchado menos. Creo que le falta más misterio, más profundización en los personajes y adolece además de una historia poco pulida en algunos puntos, dejándose, en mi opinión, algunos cabos sueltos. A veces da la impresión de que este libro tiene una buena historia que ha sido ejecutada con demasiadas prisas y que podría haber dado más de sí. Recomiendo la lectura de “Los ritos del agua”, por supuesto, pero creo que no está a la altura de “El silencio de la Ciudad Blanca”, un libro bastante superior a su continuación. Pero de nuevo la autora deleita al lector con una novela negra mezclada con rituales antiguos, creencias y significados de antaño y una contextualización en enclaves históricos de País Vasco y Cantabria, logrando un encanto que ya caracteriza su narrativa y que a mí, particularmente, me encandila.

Ahora debo centrarme en conseguir el último libro de la trilogía y ver cómo acaba todo con los personajes protagonistas a los que ya les he cogido cariño y disfrutar una vez más de la originalidad de la escritura de la autora, experta en unir la novela negra con la historia y el esoterismo. Pronto te contaré.

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