Esta es la opinión de Ángel Gil, catedrático de Medicina Preventiva de la Universidad Rey Juan Carlos I de Madrid, quien recordó en la jornada sobre vacunas la importancia de insistir a la población que deben vacunarse no sólo de las infecciones que están en activo sino también de aquellas enfermedades que se consideran casi erradicadas, como el sarampión.
Y es que, según sus datos, “este año se ha detectado un repunte en el número de casos de pacientes menores afectados por esta enfermedad en la Comunidad de Madrid, como consecuencia de una pediatra no vacunada”. “Parece inadmisible que en 2011 se den casos de estas características en España -añadió-, y más aún cuando se producen como consecuencia de un error cometido por un profesional sanitario”.
Cuestión de responsabilidad
Para él, como para el resto de expertos que asistieron a la jornada, esta forma de actuar que tienen algunos profesionales sanitarios hace que aumente aún más el número de pacientes que rechazan la vacunación al pensar que “realmente no es ni tan eficaz ni tan necesario para ellos si los sanitarios, que son los expertos, no lo hacen”. Además, apunta, esta irresponsabilidad de algunos sanitarios hace que “haya padres que prefieren que sus hijos enfermen y pasen la enfermedad antes de vacunarlos”.
A este rechazo de los pacientes, bien por los efectos adversos y contraindicaciones o bien por la banalización de las vacunas, comentó Ángel Gil, “hay que sumarle además las campañas de los grupos antivacunación que actúan enviando mensajes e informaciones falsas en contra de esta medida de prevención, segura y eficaz, y que hacen que muchos de los pacientes no se vacunen por miedo a problemas mayores”.
En este sentido José María Bayas, presidente de la Asociación Española de Vacunología, recordó, a modo de ejemplo, una serie de artículos e informaciones que vinculan la vacuna del virus del papiloma humano con el autismo. En esta línea, comentó, “es importante que también los medios de comunicación, fundamentalmente los generalistas, se vuelquen con estos temas y se hagan eco de los beneficios de las vacunas, sacando a la luz las nuevas investigaciones que se están haciendo en esta materia y desmintiendo aquellas informaciones falsas que hayan podido lanzarse sobre determinadas vacunas”.
Hay que ser más intransigente
Asimismo, señaló, “también es necesario y fundamental que las autoridades sanitarias sean más intransigentes con estos grupos antivacunación que están haciendo mucho daño en materia de seguridad y salud pública”. Y es que señaló, “en la actualidad nadie pone en duda que ante una campaña que fomente el sedentarismo o el consumo de grasas saturadas la Administración actuaría sin pudor”. Sin embargo, “no es tan clara la actuación que tienen las autoridades sanitarias ante los mensajes antivacunación”, indicó.