Los secretos de Heap HouseEdward Carey (trad. de Lucía Barahona)Blackie BooksTapa dura | 384 páginas | 23,90€
¿Te imaginas una novela que se mueva entre lo burtoniano, lo más extravagante que puedas pensar de Wes Anderson y la voz narrativa de Lemony Snicket? No te hago pensar, la respuesta es sí, dado que la trilogía Iremonger, de Edward Carey, parece reunir todos esos elementos. Ambientada en un Londres victoriano imaginado y exaltado, perdidamente gótico y dickensiano sumergido en profundidades de penumbra, suciedad y lodo, obsesionado por los objetos y su acumulación, los Iremonger de Edward Carey se mueven entre la crítica social de clases y la búsqueda de identidad. Los secretos de Heap House, su primera entrega, nos adentra en el corazón de la gran mansión, rodeada por basura, construida de retazos de otros edificios, pero que alberga maravillas y tesoros en su interior. También, algún que otro secreto. Y basura, por supuesto. Pasen, vean y pónganse cómodos, sean bienvenidos a Heap House.
Ilustración de Edward Carey
La historia de Clod Iremonger y Lucy Pennant
En los días oscuros de la era victoriana, cuando el príncipe Alberto ha muerto y la reina Victoria lleva años atormentado a los pobres, toda la basura de Londres ha sido desterrado a un páramo culminado con una mansión, construida a su vez por partes de otros edificios, conocida como Heap House. Allí gobierna la familia Iremonger, que preside este lúgubre reino, aislados y casados entre sí durante generaciones. Cada uno, por tradición familiar, viven desde su nacimiento ligados a un objeto que deben proteger con su vida. En las plantas superiores, vive la familia; en las inferiores, el servicio. A su alrededor, los Cúmulos, montones de basura provenientes de todo Londres y que se expanden más allá de lo que la vista de cualquier humano puede observar.
La historia comienza con algo tan sencillo como que el pomo de bronce de la puerta de la tía Rosamud de Clod Iremonger desaparece justo cuando la nueva sirvienta Lucy Pennant comienza a trabajar en Heap House. Su llegada es una tempestad que va a destapar grandes secretos familiares. Alternando las narraciones de uno y otro, interrumpidas ocasionalmente por documentos del interior de Heap House (un inventario de la cocina, una declaración post mortem secreta) la mayor parte del libro se centra en la creciente toma de conciencia de Clod y Lucy sobre el misterio que se esconde en la casa, la importancia los objetos de nacimiento con nombres que solo Clod puedes escuchar y por qué esos nombres son diferentes a los de los Iremonger que pertenecen.
Ilustración de Clod IremongerLa vida (secreta) de los objetos
Si algo he aprendido de leer a Laura Fernández, es que los objetos forman una parte fundamental de nuestra vida, son testigos de las cosas que nos ocurren y siempre están presentes. Funcionan como anclas emocionales, que nos cuentan nuestra propia historia a través de su filtro inanimado y son una prueba de que hemos existido. En los Iremonger, esta cualidad va un paso más allá, ya que cada miembro tiene un objeto (estrafalario) de nacimiento asignado e inseparable. Ya puede ser un grifo, una taza bigotera, un zapato de mujer, una estantería o un tapón, que un Iremonger pertenece a su objeto y viceversa. Cautivados y esclavizados por sus posesiones, los objetos cobran vida, tienen voz (y nombre), llevándonos a esa infancia donde éramos capaces de imaginar sus vidas sin pestañear. Edward Carey va un paso más allá en su metáfora, y los ancla uno a otro, en una sociedad distópica y estratificada, sujeta a reglas muy estrictas extrapolada de la historia real del servicio doméstico en la Inglaterra victoriana y eduardiana. Los objetos se vuelven una parte fundamental de la historia, siendo aquí más que plenos testigos. Tienen una vida secreta, y pocos lo saben.
Daguerrotipos en la oscuridad
Una de las peculiaridades de Los secretos de Heap House es su atmósfera. Al igual que los cuentos de hadas antiguos, o algunos momentos de los libros de Lemony Snicket o Neil Gaiman, el escenario se vuelven deliberadamente tétrico. Ayuda a ello un gran trabajo en la voz narrativa de Carey, que dibuja personajes peculiares, en pleno viaje de descubrimiento compartido, que nos descubren su propio mundo. Y también colabora la faceta ilustradora de Carey. Al igual de Little, la trilogía Iremonger está repleta de daguerrotipos sombríos y extravagantes que matizan a los personajes y escenarios que nos encontramos en la narración. Dice el propio Carey que siempre dibuja los personajes sobre los que escribe, dado que es la mejor manera que tiene de conocerlos. Y se nota, por que Los secretos de Heap House está repleto de inteligencia, descripciones acertadas, personajes memorables y un enfoque de lo más calculado. Entre las cuestiones de clase social, muerte, abuso, incesto y destrucción ambiental, se vislumbra una novela única, que por fortuna para su lectores (y amantes), continúa con La caída de Foulsham este 2 de octubre.
Otras reseñas de interés:Ana B. NietoEntrevista de Laura Fernández