El autor del polémico texto (para esa gente) fué el profesor Luis Suarez autor de una biografía monumental sobre Francisco Franco, Luis Suárez aseguraba que la intención a la hora de verter los datos había sido "evitar falsificaciones". Hoy, ante la reseña que firma en el Diccionario Biográfico -rescatada directamente de aquel libro- mantiene la misma opinión pese “a las exigencias de que rectifique planteadas incluso por el Gobierno.Estamos hablando de libertad de expresión, pero hay interés en imponer las cosas que tenemos que decir. A mí se me están queriendo imponer”....”Comprendo que haya personas a las que no les guste tu trabajo, pero no he ofendido a nadie y solo he procurado ser objetivo con los hechos”....”No llamo a Franco dictador porque no lo fue. El historiador tiene que ser muy preciso a la hora de utilizar los términos”.
Este es precisamente el nudo gordiano de toda esta lamentable situación creada tan artificial como sectariamente por los de siempre: Quieren imponer, como sea, su credo, su ideología y sus mentiras sin respeto alguno a la verdad histórica y al significado de los términos linguisticos.
Gonzalo Anes, director de RAH, manifestó que a la gente joven les dice más el término autoritario que dictatorial (porque quizá no sepan bien lo que es una dictadura) y le restó importancia al término "autoritario" con que Suárez define el régimen franquista y aseguró que viene a significar lo mismo que "totalitario".
A pesar de lo cual, .La Junta de Gobierno de la Real Academia de Historia (RAH) ha difundido este jueves un lamentable comunicado en el que reconoce que en el 'Diccionario Biográfico Español' puede haber, "sin duda, un subconjunto de entradas que necesiten, a la vista del debate, una revisión historiográfica y editorial, susceptible de ser incorporada de manera rápida a la edición digital y a ulteriores ediciones en papel"
"En los últimos días, han surgido críticas legítimas sobre aspectos de algunas entradas concretas de figuras que, por su proximidad histórica y papel desempeñado, generan inevitablemente un debate intenso entre los expertos y en la sociedad en general. Como toda obra histórica, el Diccionario Biográfico Español está abierto a la crítica, a su consideración rigurosa y a las rectificaciones y cambios que procedan", plantea el texto.
Asimismo, la Junta subraya que la Real Academia de la Historia "tiene el convencimiento de que la obra en su conjunto, con sus 50.000 voces, abarcando 25 siglos y con la participación de más de 5.500 autores, constituye una valiosísima contribución historiográfica y un instrumento útil de consulta para el público interesado".
Seguidamente reproduzco el interesante artículo de Pío Moa en Libertad Digital sobre este desdichado asunto:F.J.
Ante el tratamiento del Diccionario biográfico de la Academia de la Historia a Franco y a algunos personajes de la República y del Frente Popular, la prensa progre y la Sinde, ministra de Cultura (sic), se han alborotado mucho. Ellos creen que Franco fue un dictador totalitario o fascista, destructor de una ejemplar república democrática; que Azaña fue un gran estadista y Negrín un gran patriota y defensor de la libertad; que el Frente Popular no liquidó la legalidad republicana, sino que la afirmó; que dicho Frente se componía de políticos y partidos enamorados de las libertad; que Stalin y los stalinistas defendieron la democracia española; que el envío del oro español a Moscú fue un acto legal y legítimo sin repercusión política especial; que Carrillo merece todo tipo de homenajes aunque "se pasara" un poco en algunos aspectos; que no existió el gigantesco expolio y destrucción de bibliotecas, obras de arte, iglesias, etc., ni una genocida persecución religiosa; o que, si hubo algo de ello, no tuvo mayor relevancia comparado con los crímenes "fascistas", el principal de los cuales fue haberse levantado contra tan ejemplares, progresistas y democráticos jefes izquierdistas y separatistas; que no hubo entonces un proceso revolucionario o que, si lo hubo, se debió al alzamiento fascista contra la libertad; etc. etc. Creen también en el "prestigio" como historiadores de Preston, Juliá, Viñas o Casanova.En cambio, esa gente niega cualquier valor a méritos de Franco como haber vencido una revolución; haber mantenido a España fuera de la guerra mundial y desbaratado el injustísimo bloqueo exterior; haber eliminado el hambre y el analfabetismo e industrializado el país; haber dejado una nación próspera y reconciliada que ha permitido una transición sin demasiados traumas... Su pecado original, haber derrotado al Frente Popular e indirectamente a Stalin, borra cualquier otro mérito o gracia posible.Bien, las creencias son libres y esos señores tienen derecho a tragarse y propalar las mayores necedades, nadie va a negárselo. Dada su presencia pública, sí cabría exigirles que se atrevieran a debatir sus creencias, pero hasta ahí no llega su audacia.Su audacia la demuestran en otros campos: la desenvoltura con que no solo gritan, sino que demandan la censura y la imponen en cuanto está a su alcance, o exigen la "corrección" de textos no acordes con sus creencias, o acusan a otros de mentir, sin dar la menor prueba al respecto. Con lo cual demuestran ser tan "demócratas" como aquellos republicanos y frentepopulistas que tan agudamente describe Azaña: "¿Tendremos que resignarnos a que España caiga en una política tabernaria, incompetente, de amigachos, de codicia y botín, sin ninguna idea alta?". ¿Tendremos que resignarnos a que este gallinero imponga sus memeces como historia y cultura españolas?Escribe: Pío Moa