En 2012, el rover Curiosity de la NASA aterrizó en el cráter Gale de Marte debido a que los científicos pensaban que fue la ubicación de un antiguo lago hace 3.000 millones de años. Desde el aterrizaje, el rover se ha estado desplazando y realizando análisis geológicos con su conjunto de instrumentos durante más de 3.190 soles o días marcianos (equivalente a 3.278 días terrestres). Después de analizar los datos, investigadores del Departamento de Ciencias de la Tierra, de la Facultad de Ciencia de la Universidad de Hong Kong, han propuesto que los sedimentos medidos por Curiosity durante la mayor parte de la misión no se formaron en un lago.
El equipo de investigadores sugirió que la gran cantidad de rocas sedimentarias exploradas y analizadas durante los últimos ocho años en realidad representan arena y cieno depositado al caer desde la atmósfera y movido por el viento. La alteración de minerales formados por la interacción entre agua y arena no ocurrió en un lago. El entorno “húmedo”, proponen, en realidad describe una meteorización similar a la formación del suelo bajo la lluvia en una atmósfera antigua que era muy diferente de la actual.
El descubrimiento fue publicado recientemente en un artículo liderado por el estudiante de posgrado Jiacheng Liu, su profesor asesor Joe Michalski, y el coautor Mei Fu Zhou. Los investigadores usaron mediciones químicas y de difracción de rayos X, además de imágenes de texturas de rocas, para revelar cómo las tendencias de composición de las rocas se relacionan con procesos geológicos.
“Jiacheng ha mostrado algunos patrones químicos muy importantes en las rocas, los que no pueden ser explicados en el contexto de un entorno de un lago”, dijo Michalski. “El punto clave es que algunos elementos son móviles, o fáciles de disolver en agua, y algunos elementos son inmóviles, o en otras palabras, se quedan en las rocas. Que un elemento sea móvil o inmóvil depende no solo del tipo de elemento, sino también de las propiedades del fluido. Los resultados de Jiacheng muestran que los elementos inmóviles están correlacionados entre sí, y están fuertemente enriquecidos en elevaciones más altas en el perfil de la roca. Esto apunta hacia una meteorización de arriba hacia abajo como se ve en los suelos. Además, él demuestra que el hierro disminuye cuando aumenta la meteorización, lo que significa que la atmósfera en ese momento se estaba reduciendo en el Marte antiguo, no oxidándose como en la actualidad”.
Comprender cómo evolucionaron la atmósfera marciana y el entorno superficial como un todo, es importante para la exploración de posible vida en Marte, así como también nuestra comprensión de cómo la Tierra pudo haber cambiado durante su historia temprana. “Obviamente, estudiar Marte es extremadamente difícil, y es necesaria la integración de metodologías creativas y tecnológicamente avanzadas. Liu y los coautores han hecho observaciones interesantes a través de la utilización de técnicas de detección remotas para comprender la composición química de sedimentos antiguos que informan sobre su desarrollo primitivo. Sus datos representan desafíos para las hipótesis existentes tanto para el entorno deposicional de estas formaciones de rocas únicas como para las condiciones atmosféricas bajo las que se formaron; específicamente, los autores muestran evidencia de procesos de meteorización bajo una atmósfera reductora en un ambiente subaéreo similar a un desierto, en vez de formación en un ambiente acuoso de un lago. De hecho, este trabajo inspirará nuevas y emocionantes direcciones para investigaciones futuras”, añadió Ryan McKenzie, profesor adjunto del Departamento de Ciencias de la Tierra.
El artículo “Intense subaerial weathering of eolian sediments in Gale crater, Mars” fue publicado el 6 de agosto de 2021 en Science Advances.
Fuente: The University of Hong Kong