Concluyo con este artículo mi particular trilogía sobre la serie Los Serrano. En los post anteriores, y apoyándome en un trabajo de Ruth Gutiérrez, he hablado de la imagen de las mujeres y también de la inversión de papeles entre adultos y adolescentes (aquellos hacen gamberradas, y éstos actúan como si llevaran la batuta en casa). En este último comentario quiero referirme a las semejanzas entre la imagen de la familia creada por esta serie y su paralelismo con la famosa serie animada de Los Simpson.
Podemos afirmar, siguiendo de nuevo a Ruth, que “bajo las líneas maestras del argumento de Los Serrano, hay un intento de emular el retrato irónico de la familia de Los Simpson. En la primera temporada aparece un padre ingenuo, algo patoso e inseguro, junto a una madre resuelta y pragmática y unos hijos que ejercen de educadores de sus propios padres y corrigen a los adultos, tomando decisiones impropias de su edad o atacando con ingenio las incongruencias de la sociedad.
Sin embargo, Los Serrano plantea una diferencia principal con respecto a Los Simpson, y es que en ella se desdibuja sistemáticamente el objeto de la ironía, de modo que deja de ser irónica para ser relativista. A diferencia de Los Simpson, que busca la ironía crítica sobre la familia, partiendo de la posibilidad lógica de un modelo más puro que el criticado, Los Serrano deforma las relaciones conyugales, de género y paternofiliales, sin referente explícito y sin finalidad catártica aparente. Pues el objeto de ironía no tiene solidez o desaparece a lo largo de la serie”.
Es decir, toda la comedia a la que asistimos no dice ninguna verdad sobre la familia o las relaciones entre padres e hijos: solo divierte. De modo que más allá de la mofa que despierta la concatenación de gags cómicos, en sentido estricto puede afirmarse que Los Serrano «no dice nada» acerca de la familia, salvo que las relaciones hombre-mujer son casi siempre de índole sexual y erótica. En todo caso, la serie dice sobre la familia que no hay nada en ella que tenga solidez. Y eso, ni es positivo ni se atiene a la verdad.