Los significados, imprevistos, de una perspectiva diferente, el escorzo como salvación y el Arte.

Cuando Ganímedes fue raptado por el águila, según cuenta la leyenda mitológica, éste lo agarró fuertemente para que no cayese desde tan alto. En el cuadro de Correggio, tan sólo ahora un pequeño perro lo mira, dirigido, inclinado, sorprendido así de verlo ya elevarse. Sin embargo, el deseado y joven príncipe no lo está mirando a él, no, nos mira ya a nosotros, a los que, desde afuera, ahora lo estamos viendo. En esta mirada precisa, compungida, el creador consigue expresar así la resignada sensación de lo inevitable, de lo imposible ya de remediar. De este modo, Ganímedes ahora nos dirige sus ojos afligidos, transmitiéndonos así que nada puede hacer ya, ni tan siquiera soltarse, ni zafarse tampoco de las garras decididas de su raptor, ya que, de ese modo, acabaría también así completamente malogrado, vencido sin final, afligido por completo, del todo ya terminado.
El filósofo actual español José Antonio Marina nos dice decidido, convencido además de que es una de las formas de salvarnos del caos contemporáneo que nos acucia: Nuestra inteligencia creadora es nuestra gran arma contra la pesadumbre de las cosas. Inteligencia resuelta que significa inventar soluciones y marchar con decisión. La inteligencia humana es una mezcla de conocimientos y valentía. El ingenio viene a decirnos que en la aparente monotonía pueden encontrase nuevas relaciones, significados imprevistos, escorzos divertidos o parecidos sugerentes.
El escorzo es la representación de una figura u objeto que se encuentra, ahora, situada de un modo extraño al plano de la imagen. O perpendicular u oblicua. Es cuando la mirada se posiciona con respecto al objeto en un lugar desde donde no la puede ver completamente, desde donde no se ve natural, es decir, como ha de verse para relacionarla ya con lo que es, con lo que siempre ha parecido que es. Es al principio de la Historia del Arte en el medievo cuando los artistas comienzan a utilizar este procedimiento para asombrar, para llegar al espectador dejándolo ahora más tiempo sorprendido, para que admire, así, lo que de otro modo sólo reconocería al pronto.
Es una técnica difícil, requiere habilidades y un gran conocimiento de la perspectiva, de los matices de los ángulos, y de las posiciones relativas de la geometría. Fue en el Arte donde se realizaron grandes obras en escorzo, desde el pintor Mantegna hasta los creadores modernos. Pero, en la filosofía también se ha tratado de relacionar el término escorzo, ahora haciendo referencia además a la perspectiva con la que podamos analizar así algo, algún concepto o algún objeto. Es decir, para que aprehendamos bien una cosa, para que reconozcamos algo concreto ya verdaderamente, necesitamos verlo, pero, ¿desde dónde lo vemos mejor?; y además, sobre todo, verlo ahora completo, en su totalidad, ¿nos permite ya captar así su esencia realmente, o necesitamos, sin embargo, ver otras cosas, otras partes inopinadas, del mismo?
(Óleo del pintor Rosso Fiorentino, Moisés defendiendo a las hijas de Jatró, 1523, Galería de los Uffizi, Florencia; Cuadro del pintor actual mexicano Alberto Castro Leñero, Figura en escorzo, 2005, México; Detalle del gran cuadro de El rapto de Ganímedes, de Correggio; Óleo El Rapto de Ganímedes, 1531, Correggio, Museo de Viena; Óleo de Andrea Mantegna, Cristo muerto, 1480-90, Pinacoteca de Brera, Milán, Italia; Lienzo del pintor español del modernismo Ramón Casas, Desnudo, 1903, particular.)