Revista Espiritualidad
Somos humanos y los humanos tenemos la particularidad de ser la única especie que dedica su tiempo y energía a algo inútil desde el punto de vista puramente práctico: el arte, el arte es una de las manifestaciones de la creatividad humana, pero una manifestación vacía y negativa desde el punto de vista de la supervivencia. Si bien, esta actividad en principio dañina, en realidad es la herramienta con la cual desarrollamos nuestra cultura, nuestra unión, y nuestra fuerza como pueblo. El arte y en extensión la manifestación artística y cultural nos divide y separa de unos pueblos y nos hermana con otros en esta telaraña de interrelaciones que envuelve a nuestras sociedades, a nuestro planeta.
Posiblemente, la manifestación más clara de humanidad de nuestros ancestros, ocurre en el paleolítico y es el arte rupestre, que apareció, después de la palabra, el hombre se comunicó con arte más allá de la simpleza de los primeros fonemas.
La historia nos da diversos ejemplos de símbolos, desde los eminentemente prácticos como los tesera hospitalis de los romanos a algunos totalmente inútiles por su incapacidad de transición de ideas, que de rebuscado deja de ser símbolo.
El símbolo es un transmisor de información de una idea que no esta codificada, es decir no tiene un significado concreto salvo para los que conozcan su génesis y por lo tanto hay que interpretarlo. Por lo tanto, un símbolo no será entendido de igual manera por personas distintas.
Estamos acostumbrados a recibir mensajes codificados adaptados a nuestro raciocinio humano, sin embargo el símbolo nos entra por nuestra imaginación, el símbolo es símbolo, cuando sirve a todo el mundo aunque la interpretación sea distinta.
Es símbolo aquella imagen estática que transmite un idea tan compleja que no puede ser asumida por una convención de significado, que además no tiene predisposición de su contenido entre el transmisor y el receptor, pero a su vez tiene un significado propio que puede velar y revelar la idea primordial.
Los símbolos tienen una estructura ilógica, no secuencial, como buscando del receptor el orden que en su mente acepta, forzando la intuición, la inspiración y la comprensión creativa. Normalmente los símbolos se encuentran forzadamente expuestos, destacándose del entorno natural, pidiendo a gritos que sea observado y en la meditación de la observación revele su contenido permitiéndonos, además, trascender el ámbito del estímulo sensorial que proporciona la imagen al mirarla y pasar de lo concreto a lo abstracto facilitando la imaginación y la fantasía.
La transmisión de conocimiento siempre ha pecado de ser demasiado verbalizada, pero el verbo, esta muy anclado con la persona con sus deseos y motivaciones a la par de ser excesivamente racional. Muchas veces necesitamos que el mensaje se revele al observador por comprensión propia, por interiorización.
El símbolo es una herramienta espiritual universal, no sólo para su propia expresión sino también y sobre todo para su relación con los maestros que se sirven del lenguaje simbólico, expresando y realizando con signos y gestos corporales la transmisión iniciática.
Dejemos hablar a los símbolos. ¡No hablemos nosotros por ellos!. El símbolo en la realidad, no habría que explicarse nunca. ¡Ya está bien de esas explicaciones que dicen que tal o cual símbolo significa algo!. Pensad una cosa ¿cuando dais un beso explicas su significado? ¿Siempre significa lo mismo? ¿el sentido del beso no cambia con cada receptor? ¿En cada beso, no depende de la situación para que el receptor reciba el beso de un modo u otro?.
¿Quien es capaz de dar explicación a un beso?, por lo tanto nunca permitáis que os digan que un símbolo significa algo concreto.
El símbolo es el medio para que nuestra esencia entienda lo que su emisor transmitía, sin iniciación, el símbolo no es mas que decoración y cuanto mas preparado se esté el simbolismo mas nos explicara
No es símbolo pues, la señal, no es la bandera ni el escudo, no es símbolo la notación grafica gremial o grupal, el símbolo, nace en un contexto revelándolo o recordando la alegoría de dicho contexto, y por lo tanto solo puede ser entendido en el ambiente que lo generó, el símbolo no es transpolable, ni siquiera puede ser adaptado a otros lugares, por próximos que nos parezcan.