Los síntomas negativos: combátelos con tu inteligencia emocional

La esquizofrenia presenta dos tipos de síntomas: los negativos y los positivos. Te hablamos sobre cómo paliar los primeros en este artículo.

La mayoría de los acontecimientos importantes de nuestra vida están marcados por experiencias que guían nuestro recorrido vital. En una persona con esquizofrenia, las oportunidades para relacionarse y vivenciar nuevos acontecimientos están limitadas por el peso de la sintomatología negativa, que merma su capacidad para pensar y sentir con normalidad, hasta el punto de hacerle percibir el mundo que le rodea como algo que no encaja en su realidad particular y le aboca al aislamiento.Como este retraimiento supone uno de los mayores factores de incapacitación, es necesario afrontar esta cara de la enfermedad como una parte más del tratamiento. Su rehabilitación supone recuperar parte de la esfera personal y social y engloba aspectos tan importantes como aprender cómo funciona la enfermedad y su tratamiento, adquirir hábitos y decisiones destinadas al autocuidado, prevenir y afrontar recaídas, etc.Las claves para luchar contra el aislamientoLa afectividad, en todas sus vertientes, forma parte de las necesidades básicas del ser humano y, por tanto, supone un pilar fundamental sobre el que se sustenta la salud mental. En la esquizofrenia es un área enormemente deteriorada que interfiere de forma negativa en el bienestar y en la calidad de vida de la persona.La capacidad que nos permite trabajar sobre este ámbito se conoce como Inteligencia Emocional. A partir de ella generamos diferentes habilidades que nos permiten llegar al conocimiento y gestión de nuestras emociones y las de los demás. Veamos cada una de sus vertientes y cómo a través de su desarrollo la persona puede mejorar su autonomía tanto en el ámbito personal como en el de las relaciones sociales:1. Conocer las propias emociones: Conociendo las emociones que caracterizan el estado de ánimo aplanado característico (disminución de la expresividad emocional ante estímulos con carga afectiva), la persona puede adquirir un dominio y control sobre sus estados afectivos.2. Autocontrol emocional: Si la persona conoce aquellos factores ambientales que se relacionan con la aparición de una crisis, puede intervenir sobre ellos y evitar así un nuevo brote. Además, se pueden generar herramientas cognitivas que sirvan de paracaídas ante una posible recaída.3. Automotivación: Existen mecanismos para mejorar la falta de motivación e iniciativa (abulia), también característicos en esta enfermedad. Creando metas apetecibles y significativas para la persona se pueden generar visiones alternativas de una misma situación que estimulen a su vez la aparición de emociones positivas.4. Empatía: Numerosas investigaciones ponen de manifiesto que en la esquizofrenia existe un deterioro significativo en la capacidad de la persona para ponerse en el lugar del otro (quizás justificado por su propio aislamiento, que empobrece la falta de conocimiento sobre aspectos importantes de los demás). Por lo tanto, ejercitar esta habilidad mediante tareas de intercambio de rol resulta crucial para romper la barrera del miedo y crear un camino de acceso hacia el encuentro con el otro.5. Habilidades sociales: En este ámbito se engloban las herramientas y/o aprendizajes que nos permiten interaccionar de forma adecuada con los demás: mantener el contacto ocular, usar un vocabulario adecuado, una actitud de comunicación determinada (verbal y no verbal), etc. La pobreza en el habla, la falta de expresividad, los trastornos del pensamiento y del comportamiento, etc. se trabajan desde el desarrollo de las áreas cognitivas y emocionales que tienen que ver con los procesos comunicativos, mediante un entrenamiento en técnicas de resolución de problemas, de fluidez verbal y vocabulario, de expresión de emociones, etc.La esquizofrenia es una de las enfermedades más incapacitantes según la OMS. A pesar de que la investigación científica ha puesto en marcha nuevos antipsicóticos que consiguen paliar la mayor parte de los síntomas positivos, la persona aún tiene que luchar contra el estigma y los efectos incapacitantes que le provocan el resto de síntomas de tipo social. Centrar el foco de atención en esta cara de la enfermedad supone el mayor reto para conseguir la reinserción de estas personas en la sociedad.
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