Las personas que atravesaron las vallas y burlaron el sistema de seguridad en la misa se hacen llamar "disidentes", es decir, opositores al gobierno de la Isla. Disidente es una palabra estilizada, un eufemismo. En realidad, estas personas no disienten conscientemente ni están políticamente convencidos de nada
(por tanto, no convencen de nada y en consecuencia son un por ciento muy reducido sin influencia alguna en la sociedad cubana). La palabra más adecuada termina siendo mercenarios, en tanto reciben dinero de organizaciones al estilo de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), que a su vez financia a la Unión Patriótica de Cuba (UNPACU).
El opacado show que pretendieron montar el domingo 20 de septiembre Zaqueo Baez Guerrero, Ismael Bonet Reñé y María Josefa Acón Zaldiña, no estaba movido por intereses colectivos ni de grupo, y mucho menos relacionados con algo como la libertad y la paz, tampoco con la misericordia y motivos religiosos. Para los católicos las misas son actos solemnes, más aún si está protagonizada por el Sumo Pontífice. Bajo la máscara de lo político (que para nada tenía que venir a cuento en esa circunstancia), se escondía la motivación del pago, que recibirían por montar esa escena, y ciertas aspiraciones relacionadas con la migración hacia Estados Unidos.
La repercusión fue mínima, y produjo versiones tan distintas que quedaron en ridículo no solo Zaqueo y compañía, sino también medios de prensa como AFP y Univisión.
Yoani Sánchez, Féliz Navarro y otras personas que se han declarado en contra de las políticas del gobierno revolucionario, asistieron a la Plaza y tuvieron un comportamiento mucho más cívico.
Zaqueo, por ejemplo, tiene como antecedente una salida ilegal del país. Su esposa, la señora María Josefa no sabe mucho de lealtades. Ella es miembro de la UNPACU y de las Damas de Blanco, dos organizaciones con rencillas que constantemente se "discuten el liderazgo de la oposición en Cuba"... (o más bien, discuten quién se gana el cheque más jugoso).
La "inspiración" de Zaqueo está en Andrés Carrión, el hombre que hace tres años vociferó consignas contra el comunismo y el gobierno en Cuba durante la misa del Papa Benedicto XVI en Santiago de Cuba. Con eso, Carrión se ganó la visa norteamericana por "perseguido político" y ahora vive en Miami.
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