El departamento de medioambiente se ha planteado dos vías para que este proyecto salga a la luz: la concienciación ciudadana para que coloquen macetas y jardineras en las azoteas y la bajada de impuestos y subvenciones para quienes se animen a instalar este tipo de infraestructuras.
Sin embargo, todo no es de color de rosa y como es de esperar en un país en crisis la mayor dificultad a la que tendrán que enfrentarse las cubiertas verdes es la económica. Otros pequeños demonios que deberán vencer son las dificultades técnicas que se pueden dar en muchos edificios y , por supuestos, los trastornos ocasionados por intentar que la normativa se cumpla.
La utilización de cubiertas vegetales puede aportar a Barcelona muchos aspectos positivos. Aparte de mejorar el paisaje urbano y ser un excelente aislante acústico, este tipo de infraestructuras reducen en un 50 por ciento el consumo en la refrigeración de un edificio y evitan pequeñas inundaciones con un sistema de retención de agua de lluvia y una liberación progresiva. Además, el calor que puede alcanzar la ciudad a consecuencia de la aglomeración de coches y edificios quedará mermada, puesto que estos techos verdes refrescan el ambiente a la vez que reducen las emisiones de CO2.
La utilización de esta segunda piel en los edificios no es precisamente nueva, ya hace siglos que se ha utilizado en países nórdicos y en lugares más cálidos como Tanzania por ser una excelente capa protectora tanto para el frío como para el calor. Pero no es hasta 1960 cuando estas infraestructuras reciben un gran impulso en Alemania como respuesta a la demanda de una construcción más sostenible que alcanzará el 10 por ciento de las viviendas y oficinas levantadas.
En España todavía hay mucho desconocimiento de este tipo de infraestructuras pero ya se dejan ver algunos ejemplos como la ciudad financiera del Banco Santander con 90.000 metros cuadrados y diversos tipos de recubrimientos que la hacen especial ,la cubierta del vertedero de Valdemingómez y la términal de pasajeros del aeropuerto de Ibiza.
Poder combinar la vida y el ajetreo de las ciudades con la paz del campo parece un milagro, pero si quitamos las tejas y teñimos nuestros tejados de verde quizás estemos un pasito más cerca.
Ejemplo de cubierta verde