Es curioso descubrir cómo el segundo embarazo (e imagino que con el tercero y siguientes pasará más de lo mismo) se vive de forma completamente diferente al primero. Me duele decirlo, pero la emoción e ilusión que se siente, no es la misma. Recuerdo que cuando me quedé embarazada por primera vez no tenía otro pensamiento en la cabeza y ahora, en cambio, hasta se me olvida. No tengo tiempo para estar mirándome el ombligo todo el día, así que el tema ha pasado a un segundo plano. Tampoco voy con esa sensación por la calle de decir, “¡Que se pare el mundo, que estoy embarazada!” Qué ilusas somos las primerizas, ¿verdad?
Por suerte, al repetir embarazo tampoco se repiten temores absurdos como éstos de los que hablé aquí. Pero el segundo tampoco es un camino de rosas, y como a las mujeres nos encanta comernos la cabeza, aparecen otros miedos terribles. En mi caso, son éstos:
– Si podré querer al segundo hijo tanto como al primero. Se que ocurre, me lo han confirmado todas las madres con las que me he cruzado, y soy consciente de que se les quiere muchísimo aunque de diferente manera. Pero mi mente es incapaz de comprenderlo. ¿Es físicamente posible querer a otra personita como al primer hijo? Estoy deseando que el tiempo me dé la razón.
– El miedo a cómo se tomará el hijo mayor ser destronado. Esto me hace temer más por el mayor que por cualquier cosa. Y aquí incluyo el miedo a sus futuras rabietas, a los celos, a que no se lleve bien con su hermanito, a que no sea capaz de dividirme para atender a los dos, a cómo llevará el parto cuando esté ingresada… En nuestro caso, además, coincidirá con la retirada del pañal y la adaptación del cole… Todo una aventura que me hace sudar la gota gorda de antemano.
– ¿Podremos con todo? El salto de cero a uno es brutal, sí, y nadie te prepara para ello, pero el paso de un hijo a dos tiene que serlo igualmente, y eso me dice todo el mundo. No dejo de preguntarme cómo me organizaré y si podré con todo o me dejaré la salud mental en el camino. El momento del baño y la cena, que en casa me toca hacerlo todas las tardes sola y sin ayuda, se me viene encima inevitablemente… Durante la escasa baja maternal tendré que hacer malabarismos, pero una vez vuelva al trabajo tendré que recurrir literalmente a trucos de magia.
– ¿No la habremos cagado? La familia funcionaba y las cosas marchaban siendo tres, tanto en sentido práctico (horarios, organización…) como económico. Pero una vez que seamos cuatro, ¿habremos distorsionado la línea espacio temporal y todo se irá al garete? Espero que esta preocupación pase de largo pronto, porque es terrible.
– El segundo parto. Normalmente en este punto las madres por segunda vez se preocupan de si, con eso de que el segundo parto es en teoría más rápido, les va a dar tiempo a llegar al hospital, a ponerse la epidural… Saber de qué va esto de parir hace que vaya con mucho más respeto y temor al hospital que la primera vez. Recuerdo que en aquel momento me sentía con ganas y fuerza para dar a luz, con un punto de inconsciencia de primeriza. Ahora las sensaciones son muy diferentes. En mi caso, y después de una mala experiencia en el anterior embarazo y parto (que conté aquí), mis miedos se centran en la marcha de este embarazo, en vigilar mi tensión y mi peso para que nada se vuelva a repetir (preeclampsia, bebé con bajo peso y prematuridad, ingresos…) No creo estar psicológicamente preparada a volver a vivir la experiencia, aunque instintivamente me voy haciendo a la idea de que algo se puede torcer para crearme una coraza y poder con ello. Todavía veo muy lejano mi parto, pero el tema me angustia.
¿Cuáles fueron vuestros temores en el segundo embarazo?