Tengo que daros una noticia buena y otra mala; la buena es que los chicos están aquí…y la mala es que están muertos.
Detective Ray Cameron
Pocas veces hablar de una “simple” película de terror me había resultado una tarea tan fácil y a la vez tan difícil. Sin duda, estas palabras pueden parecer contradictorias, y de hecho lo son, pero os aseguro que mis motivos tengo para mostrarme tan confuso, y por supuesto tardaré lo que un suspiro en haceros participes de las razones que me arrastran a esta ola de caprichosa e incomoda bipolaridad con la que estoy abriendo este humilde post.
Me resulta fácil hablaros de esta película porque la he visto tantas veces que casi podría recitarla de memoria, y os aseguro que no miento, pues realmente he perdido ya la cuenta del número de veces que he visionado este brillante film ya convertido en obra de culto, un film a veces aterrador, siempre gracioso y en conjunto un espectáculo de entretenimiento puro, “barato”, casposo, ácido, viscoso, sagaz, inquietante, honrado y repleto de guiños y sentidos homenajes a multitud de géneros y sub-géneros de ese cine fantástico al que tanto adoro, y que tantas alegrías me ha dado y que por supuesto me seguirá dando, o eso espero.
También me resulta sencillo hablar de esta película porque salta a la vista que es una cinta divertídísima y por la que evidentemente(cómo podréis observar)tengo un cariño muy especial; una obra con infinidad de virtudes y poquísimos defectos, que nos regala grandes momentos de buen cine y de tremendo disfrute sin apenas pedir nada a cambio, un film que nos brinda en cada escena de su metraje algo, que por nimio que sea, merece ser examinado. Diálogos repletos de ironía y humor que por justicia deben ser analizados con detenimiento y atención; en definitiva, una película gentil y generosa que no meritaba para nada al premio negruzco del olvido al que fue condenada por el mero hecho de parecer una de tantas obras de terror facilón que acabaron desterradas en los rincones más polvorientos de algún video-club de pueblo, dicho desde el respeto que se merecen tales establecimientos, por desgracia ya casi(o del todo) extintos y que han pasado a formar parte de nuestros recuerdos más gozosos y entrañables de esa época no tan lejana en la que todo parecía tener un significado, y las caratulas(la de esta película es magnífica) y no las críticas eran las que te forzaban a decantarte por un film o por otro, unos tiempos en que las frases chulescas que adornaban un cartel de cine o una caratula de VHS, Beta o Video 2000(que gozada poder grabar por las dos caras de una cinta) eran motivo suficiente para abonar tres doradas monedas de esas extrañadas cien pesetas para así poder disfrutar de una sesión doble de cine en una sala sin aire acondicionado ni provista de las comodidades y avances técnicos de nuestros tiempos pero sin duda más repletas de magia y de calidez de lo que lo están ahora, en una época pletórica de matices, vivos y deslumbrantes colores, peinados que desafiaban a la ley de la gravedad y de excentricidades la mar de molonas, una época en la que sin duda los sueños parecían mucho más alcanzables de lo que lo son ahora, o eso me parece a mi; que soy un nostálgico y adoro los años ochenta tanto como al aire que respiro.
Pero también es cierto que hablar de este film como se merece me acarrea cierta dificultad, y uno de los motivos que hace que me sea tan difícil hablar de esta obra es la adoración que siento por ella, un sentimiento que seguramente pueda derivar en una falta de objetividad(aunque realmente una crítica nunca debe ser objetiva) debida al evidente amor que proceso por esta película; sentimiento que también es cierto que seguramente a muchos de los que se decidan a ver por primera vez esta película les pudiera parecer un tanto desmesurado, y huelga decir que no les culpo por ello, pero quién piense así tiene que comprender que el factor nostálgico y la edad con la que se ve una película son dos elementos esenciales a la hora de regalar tu amor incondicional y tu eterna fidelidad a un film, todos tenemos nuestros placeres culpables y quien niegue este hecho miente como un bellaco.
También me puede resultar complicado hablar de esta cinta más que nada porque aunque a priori parezca que se trata de una película de terror más, en realidad no es así, nada más alejado de la realidad. Esta brillante e inteligente cinta de horror y humor socarrón esconde mucho más de lo que parece a simple vista, tiene tantos detalles y tanto que contar que me siento abrumado, colapsado de afectuosos sentimientos que quiero compartir, y para mí, en cierto modo, es toda una responsabilidad alabar a esta insigne obra como se merece; no sé ni por dónde empezar ya que este film está repleto de datos interesantes y de jugosos alicientes que hacen que un solo visionado no sea suficiente para captar todos los regalos que esta curiosa obra nos brinda por doquier. Seguramente me dejaré en el tintero muchas cosas que debería comentar sobre esta pequeña gran maravilla que es “El terror llama a su puerta”(Night of the Creeps- Fred Dekker, 1986), y no me gustaría que así fuera, porque creo que este film se merece un análisis como es debido. Intentaré que no se quede nada por el camino.
Sin duda alguna, si tuviese que elegir la seña de identidad más palpable y reconocible del cine de terror “made in” años ochenta me decantaría por la fusión-a veces acertada y otras veces no tanto- de dos géneros tan opuestos pero a la vez tan ajustables como son el cine de miedo y la comedia. Pero no nos engañemos, este modus operandi de soldar horror con comedia es una práctica que puede parecer originaria de esa tan añorada época, pero realmente esta fusión tiene más años que Matusalén, muestras inequívocas de esta tendencia al mestizaje son obras como” Freaks, la parada de los monstruos” (Tod Browning, 1932), “El Cuervo”(Roger Corman, 1963) o “El baile de los vampiros”(Roman Polanski,1967) , por nombrar unos pocos y claros ejemplos, pues hay infinidad de casos y no quiero perder necesario tiempo enumerándolos, creo que ya habéis entendido por dónde van los tiros.
Pero precisamente una de las virtudes más notables y originales de“El terror llama a su puerta” es que no se conforma con fusionar tan sólo estos dos géneros, sino que va mucho más allá, por si fundir comedia con horror pudiera parecer una tarea que aparentara cierta comodidad, “El terror llama a su puerta” resulta ser una película de miedo que además de reverenciar a los géneros ya mencionados, también demuestra una loable valentía homenajeando a gran parte de los sub-géneros del cine de horror, y ya de paso, también besa y abraza de una forma más que palpable y cariñosa a la ciencia ficción más castiza y casposilla de la historia del séptimo arte. Pero vayamos por partes, antes de analizar esta obra y de enumerar las múltiples virtudes y los incontables homenajes y guiños que atesora esta película centrémonos en algunos de los datos técnicos como la sinopsis, referencias, elenco de actores protagonistas, director, y demás monsergas necesarias en cualquier crítica tediosa y pedante que se precie.
La trama del film nos lleva a los años 50, en el espacio exterior un algo procedente de una nave espacial cae en la Tierra poseyendo a un asesino escapado recientemente de un centro psiquiátrico, el demente después de asesinar a una pareja es capturado y criogenizado para que su cuerpo sea estudiado. Pero en los años ochenta una broma estudiantil desencadenará una serie de acontecimientos que dejarán escapar al enfermo mental y al ser que vive dentro de él, una criatura parecida a una babosa que se apodera de los cuerpos de todo bicho que se cruce en su camino vivo o muerto, ya sea hombre o animal, y que desatará una oleada de sangre y terror en un baile de graduación.
¿Y qué mejor lugar para repartir terror y muerte qué un insulso baile de fin de curso? Qué maravillosas son las películas de terror adolescente: Obras como “Carrie”(Brian de Palma, 1976), “Christine”(John Carpenter, 1983) “Viernes 13”( Sean S. Cunningham, 1980), “La noche de Halloween”(John Carpenter, 1978) “Pesadilla en Elm Street”(Wes Craven, 1984) son claros ejemplos de que el ávido espectador del cine de miedo tiene una patente y morbosa predilección por ver films en los cuales las víctimas desmembradas sean adolescentes imberbes y tontorrones que no saben lo que les viene encima, y os preguntaréis ¿Por qué el terror siempre se ceba con los pimpollos en la edad del pavo? Esta pregunta es uno de los misterios más intrigantes de la historia del cine, si alguien pudiera responderme le estaría eternamente agradecido, pero creo que esta tendencia infanticida se debe a que siempre resulta más placentero y a la vez desagradable(curiosa combinación) ver morir a personajes a los que en cierta manera envidiamos y ¿Quién no envidia a los jovenzuelos con acné tan repletos de vida y de sueños, con sus cuerpos jugosos de carne turgente y de piel suave como el terciopelo?(aquí he sonado algo pedófilo). Evidentemente causa mucho más efecto ver fallecer a un joven bailongo que tiene toda la vida por delante que a un adulto ya más vivido o a un anciano decrépito al que le quedan dos telediarios, seguramente sea ese uno de los motivos por los cuales los niñatos pagan siempre el pato en el cine de terror.
Dejando de lado mis apreciaciones sobre cuales son las predilecciones del asesino de turno en el cine de miedo, no me negaréis que la sinopsis de esta joya de película resulta de lo más embriagadora y atrayente para aquellos que disfrutamos tanto con tan “poquita cosa”, pues esta cinta tiene todo lo que hay que tener para convertirse en una obra de culto.
El film está protagonizado por Jason Lively, Steve Marshall, Jill Withlow, Tom Atkins, Wally Taylor y Bruce Solomon. Y está dirigido con muchísima astucia y acierto por Fred Dekker, que también firma el guión(sin duda uno de los puntos fuertes de esta película), un director debutante en el campo de la realización pero no en el apartado de escribir guiones. De hecho, Fred Dekker fue el guionista de otra obra(de cartel muy parecido al de la obra que nos ocupa) mítica del cine de terror de los ochenta y que seguro muchos recordaréis, pues fue una de las obras de horror-comedia más divertidas y más rentables de esa época, me refiero sin duda a “House, una casa alucinante”(Steve Miner,1986), película que fue de lo más fructífera(y que por cierto tuvo algunas secuelas) y que permitió a Dekker ganar el suficiente dinero y por ende la necesaria seguridad para acumular la valentía necesaria para presentarse en las oficinas de Tristar Pictures con la historia de “El terror llama a su puerta” bajo el brazo, con las intenciones ya no sólo de firmar el guión, sino también de dirigir el proyecto, un proyecto que lamentablemente no fue un éxito de taquilla, y por supuesto como buena película de terror que se precie tampoco fue alabada por la crítica(que sorpresa) pero que con el paso de los años, cómo muchas veces ocurre, se ha convertido en una obra de culto de obligado visionado para los amantes del lado más casposo del género de terror, entre los que me incluyo.
Dekker después de recibir el “si quiero” por parte de la Tristars Pictures se puso manos a la obra, pero los problemas no tardaron en aparecer, antes de empezar a rodar ya se encontró con el primer obstáculo; la productora le obligó a cambiar el título de la película (The Creeps) por el de “Night of the creeps”, tal cambio fue debido a que la Tristars Pictures estaba a punto de estrenar “Creepshow 2”(Michael Gornick ,1987) y dada la similitud de ambos títulos no querían arriesgarse a relacionar una película con la otra, pues una evidentemente ya les había resultados más que rentables y la otra no era más que un proyecto en manos de un novato como Dekker. El cambio de nombre no acabó de gustar al director, pero en cierto modo si lo analizamos detenidamente tal arreglo tiene su lógica. Pero lo que realmente no tiene lógica(como tantas veces pasa en nuestro país) fue el modus operandi que utilizaron nuestros querídisimos traductores a la hora de trasladar el nombre de la película a la lengua de Cervantes. Los lumbreras de los traductores sólo se fijaron en los detalles del cartel del film para inmediatamente regalarnos el título de “El terror llama a su puerta”, y es evidente que tuvieron algo de suerte porque finalmente el título no quedó tan mal, hubiese podido ser mucho peor, como ya han demostrado y con creces tantísimas veces.
Por cierto,“Creepshow 2” fue la secuela del film basado en los relatos de Stephen King(autor que también firmaba el guión) “Creepshow”(George A. Romero, 1982), una saga muy recomendable para aquellos fans del terror que disfruten con las narraciones del maestro King, sean amantes del noveno arte, les apasionen los dibujos del genial Bernie Wrightson y muestren cierta tendencia hacia el terror más pulp o serie B con tintes clásicos, ya recomendé la primera parte de “Creepshow” en mi especial dedicado a las adaptaciones cinematográficas de las obras del maestro Stephen King.
Pero volvamos a lo que nos interesa, que no es otra cosa que desglosar el brillante film de Dekker, que es un amasijo de homenajes, una colorida ensalada de ofrendas a multitud de géneros. El inicio de “El terror llama a su puerta”, y que se desarrolla en una nave extraterrestre, es un visible guiño a cintas de culto del género de ciencia ficción. Películas como “Dark star”(John Carpenter, 1974), “Terror en el espacio”(Mario Bava,1974), “El enigma de otro mundo”(Christian Nyby,1951) están patentes en la embriagadora y divertida apertura que nos ofreció Fred Dekker y que sin duda es uno de los puntos más graciosos, delirantes, desconcertantes y a la vez estimulantes del film que nos ocupa, pues si no sabes por dónde irán los tiros resulta un poco extraño que una cinta de miedo que en un principio aceptas(erróneamente) como un film simplón de terror adolescente empiece sus andaduras en una nave alienígena del espacio exterior, pero ahí reside una de las múltiples sorpresas, y uno de los más fervientes homenajes que nos brinda esta cinta, pero tranquilos, los guiños y sorpresas de este notable film no acaban aquí, hay muchos más, pero todo a su tiempo.
Después de un inicio tan “casposo” y Sci-fi, la acción nos lleva ya a la tierra, en un más que necesario y elocuente prólogo rodado en un limpio blanco y negro que nos transporta a los años 50, y con la genial balada del grupo The Platters “Smoke gets in your eyes” acompañando a una correcta ambientación, el realizador nos demuestra una vez más que es un ferviente seguidor del cine de miedo, en este caso más concretamente del sub-género Slasher, pues resulta inevitable para cualquier seguidor del cine de horror que se precie ver a un asesino psicótico hacha en mano y enfundado en uno de esos monos de psiquiátrico sin que nuestro subconsciente no nos arrastre inmediatamente a relacionar “El terror llama a su puerta” con obras tan importantes del terror como “La noche de Halloween”(John Carpenter,1978) o “Viernes 13”(Sean S. Cunningham,1980), obras que ya he mencionado antes en este post pero que me era completamente imposible no volver a nombrar.
Además de hacernos partícipes de su adoración por los slashers, en este convincente y expresivo preámbulo, el realizador demuestra cierta pericia como narrador, pues el principio de la película goza de un ritmo endiablado que no decae ni por un instante en todo el metraje de la cinta, y además de eso el prólogo resulta de lo más útil, y desde luego los escasos minutos que dura este breve comienzo están más que bien aprovechados, pues nos presenta de una forma sutil pero muy inteligente a algunos personajes que a pesar de no participar demasiado en el conjunto de la obra sí que tendrán mucho que ver en el desenlace de la trama, y por si eso fuera poco también nos deja caer como aquel que no quiere la cosa una sub-trama que tendrá repercusión y mucho peso en el desenlace de los hechos de “El terror llama a su puerta”.
Con un tempo más que correcto y brillantemente acompasado Dekker hace gala en todo momento de un temple ladino y de una inteligencia emocional fuera de lo común, teniendo en cuenta que esta película fue su debut en el campo de la realización, el director demuestra tener las ideas muy claras de cómo debe llevarse a cabo el desarrollo de un film con tantos frentes abiertos. Mezclar horror con comedia encontrando el equilibrio perfecto entre ambos género sin que uno se meriende al otro me parece a mí que no debe ser una tarea nada fácil, de hecho creo que en este punto de no encontrar la armonía o el el contrapeso que permita estabilizar los dos mencionados géneros es dónde fracasan la mayoría de producciones de características similares a ésta que pretenden fusionar risa con miedo. Y con el argumento tan grotesco del que hace gala esta cinta sería muy fácil caer en la ridiculez, algo que no sucede en ningún momento, pero no sería nada extraño que algo que pretendía ser divertido hubiese terminado siendo algo bochornoso, no sería la primera vez que ha sucedido, ni por supuesto la última.
Terminado ya el necesario prólogo, la acción del film, y dónde se desarrollarán los acontecimientos, nos traslada al año 1986, y precisamente aquí entramos en un terreno que a todos los que vivimos nuestra adolescencia en esa época nos puede resultar muy familiar, ya que encontraremos todos los tópicos habidos y por haber de esas tan cálidas pero megagastadas comedias juveniles made in años 80 con las que crecimos todos: Baile de graduación; chico friki, feillo y nerd pero con gran corazón que está enamorado de la chica más guapa y más popular del instituto, chica que naturalmente sale con el “guaperas” gilipollas de turno que le hará la vida imposible a nuestro friki. Evidentemente el protagonista tiene un amigo graciosillo(como debe ser) que actuará como alivio cómico y motivador emocional para que nuestro héroe friki pueda conseguir conquistar al amor de su vida y bla bla bla…..
La verdad es que en esta obra los tópicos como éstos no entorpecen para nada, al contrario, creo que son tan honestos y están tan claramente dibujados y expuestos que se ve a la legua que no pretenden engañar a nadie, en realidad estos tópicos le dan al film un aire de parodia que resulta bastante fresco,divertido y entrañable. Además se nota que Dekker lo hace tan de tan buena fe que resultaría imposible reprocharle lo típica que resulta la situación en la que nos introduce, aunque vuelvo a repetir que los topicazos que tan astutamente nos regala no empañan para nada el disfrute de la obra, y aunque así fuera hay tantos motivos en esta película para para estarle agradecido al director que las “tonterías” como éstas quedan en un segundo plano.
A partir de aquí, el film se convierte en un entretenimiento puro repleto de disfrute en el que hallaremos en cada secuencia del film un motivo para esbozar una sonrisa cómplice llena de gustazo. Pues las situaciones divertidas y terroríficas, los homenajes y los guiños empiezan a aparecer por doquier. La película se transforma en un popurri de géneros dosificados de una forma tan desenfrenada y entretenida que todo lo que estamos viendo consigue captar por completo toda nuestra atención y se apodera de una forma incontrolable de nuestros sentidos; Multitud de patosos y lentos Zombies adolescentes que parecen salidos del mejor film del gran George A. Romero, situaciones tan cómicas como ver el ataque que realizan las babosas a un adolescente cuando se encuentra realizando una de las necesidades fisiológicas más incomodas y relajadas(cagar), diálogos hilarantes y repletos de ironía que logran mantenerte de una forma la mar de placentera con los oídos avizor, momentos en los que lanzallamas en mano los protagonistas del film nos demuestran que serían unos más que dignos personajes de la mejor película de acción, sustos tontorrones y la mar de graciosos que por unos instantes consiguen despegar nuestros fofos culos de la silla o sofá en el que tengamos descansando nuestras posaderas, incluso podremos disfrutar de la aparición de algún que otro animal doméstico como el perro o el gato convertidos en “adorables” y desagradables zombies de compañía. En definitiva, este film es un despliegue de elementos que tienen un denominador en común; el máximo divertimiento para el espectador, algo que es muy de agradecer pues parece que últimamente imperan más las tendencias basadas en el efectismo visual o en las sinuosas “virtudes” del embrollo argumental que aturden y desconciertan mucho más de lo que entretienen. Además, por si fueran pocas las virtudes que atesora este film, os revelaré que el presupuesto del mismo era tan nimio e irrisorio que casi parece un milagro ver el resultado final de esta genial obra dirigida por Fred Dekker.
Y creo que hasta aquí puedo leer, ya me he explayado lo suficiente alabando esta magnífica película, pero antes de despedirme quiero comentaros un par más de curiosidades bastante interesantes. En el verdadero final del film y que nunca llegó a ver la luz, Dekker nos mostraba como explosionaba la cabeza repleta de babosas de uno los protagonistas que parecía haber salido ileso del tremebundo ataque de los parásitos extraterrestres, y la explosión seguida de la inminente fuga de los bichos alienígenas se desarrollaba en un cementerio, lo cual dejaba la puerta más que abierta a una secuela, pues recordemos que estos seres se apoderaban de los cuerpos de cualquier ser, ya sea vivo o muerto.
Y como segunda curiosidad antes de ahuecar el ala os revelaré que algunos de los nombres de los personajes protagonistas del film son en realidad homenajes a algunos de los directores del género fantástico o de terror más celebres de la época; Landis, Carpenter, Cronemberg, Cameron etc etc. Si queréis descubrir más cosas tendréis que ver el film, y os aseguro que realmente merece la pena.
Sayonara.
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This entry was posted on 3 agosto, 2011, 03:30 and is filed under Cine de Terror, los terroríficamente olvidados de los ochenta. You can follow any responses to this entry through RSS 2.0. Puedes dejar una respuesta, o trackback desde tu propio sitio.