A finales del año pasado, el gobierno de California llevó ante el Tribunal Supremo de los Estados Unidos una propuesta de ley para controlar los videojuegos violentos y relegarlos a un control de producción similar al de la industria pornográfica.
Lo gordo del asunto es que esta propuesta de ley llegó al Tribunal Supremo, es decir; el máximo organismo jurídico de EEUU. El que la proposición de una ley de este tipo llegara hasta ese órgano era inaudito, ya que reciben muy pocos casos al año y solo para asuntos verdaderamente importantes.
Los videojuegos reclaman sus derechos.
Muchos lo consideraban un momento clave en la historia del videojuego como medio, ya que a efectos prácticos, de esta resolución dependía que los videojuegos se consideraran arte (técnicamente que tuvieran contenido con valor artístico) desde el punto de vista legal y, por lo tanto, si recibían la protección de libertad de expresión en la que se ampara la primera enmienda de la constitución de Estados Unidos.
Si los videojuegos salían mal parados de esta querella, entonces eso habría afectado a TODA la industria videojueguil americana, la cual actualmente es la más importante del sector. Por no hablar de otros gobiernos que probablemente habrían seguido su ejemplo.
Los gamers también demandan justicia
Pues bien, el resultado ha sido aplastante: 7 votos en contra de la ley y dos a favor.
Se ha considerado una ley anti-constitucional (faltaría más) y las razones que esgrimía misma, insuficientes para justificar la negación a la libertad de expresión.
De esta forma los videojuegos quedan protegidos por la primera enmienda de EEUU.