Siempre ha estado muy estigmatizado el mundo de los videojuegos, pero con el tema de la violencia hay mucha gente que le encanta poner de factor de riesgo para que un niño sea violento que los videojuegos se lo hacen ser. Incluso se han hecho estudios a favor de que los niños se acostumbran a la adrenalina y la violencia y que tienen una predisposición genética que les lleva a jugar a este tipo de juegos. Pues bien, yo debería ser, según el estudio citado por este artículo, una maníaca asesina con más sed de sangre que ganas de comer.
Yo he jugado a toda clase de juegos durante toda mi vida, muchos de ellos violentos. Mi hermano, 13 años mayor que yo, jugaba a juegos como el Doom o el Diablo; y, en cuanto fui capaz de manejarme con el teclado, me vicié como la que más a todos estos juegos. Años más tarde, con la Playstation, jugué al Metal Gear Solid, Final Fantasy VIII o Tekken (todos ellos violentos) además de continuar con mi PC jugando a otros como el Grand Theft Auto o el Call of Duty. ¿Me he convertido en una psicópata agresiva? No, os aseguro que no. Y aquellos que dicen que este argumento es el equivalente de “mi abuelo ha fumado toda la vida y está estupentamente”, quizá tengan que ampliar un poco las miras y ver que en el mundo gamer debe de haber 1 entre un millón de asesinos entre los jugadores de juegos violentos mientras que gente con cáncer que fume o haya fumado la cifra sube a un 50-60%.
Tampoco quiero decir que sea una chorrada que algunos juegos no sean adecuados para todo tipo de audiencias. Hay que tener cierto control sobre lo que un niño hace o ve, pero en el punto de mira deberían estar antes muchísimas otras cosas antes que los videojuegos. Los videojuegos violentos son para mayores de 16 o 18 años según el PEGI, y que jueguen chavales de 14 años tampoco creo que sea algo alarmante. Un niño de 7 años para empezar no sería capaz de jugar a muchos de esos juegos por su complejidad, tanto argumental como técnica; y si lo hacen, no lo entenderían y lo verían todo con la mirada inocente de un niño. Igual que los juegos de fútbol no te hacen futbolista ni los de Mario te hacen fontanero, no creo que un juego de disparos te haga un loco por las armas. En cambio, otros factores como la sociedad, la educación de los padres y profesores, los programas de telebasura, las películas o incluso el mismo telediario me parecen mucho más dañinos hoy en día que muchos de estos “videojuegos violentos” que tanto barullo provocan.
Hace unos años, casos como el del Asesino de la Katana o el asesino de la escuela Sandy Hook, Adam Lanza, fueron tomados como pilares inequívocos de que los videojuegos habían hecho que estos dos chicos mataran, el primero a sus padres y el segundo a 28 personas dentro de una escuela en Newtown, EEUU.
En el caso del Asesino de la Katana, se dijo que todo fue porque este chico estaba obsesionado con el Final Fantasy VIII e imitaba a su protagonista, Squall Leonhart. Para empezar, el asesino en cuestión dijo que jamás llegó a pasarse el juego (añado que yo sí y mi familia sigue entera), su peinado (parecido al de Squall) estaba de moda en la década de los 90 y el arma principal del personaje no era otra cosa que un sable-pistola, algo bastante alejado de una katana… Se dice que el chico, callado y solitario, les mató debido a su situación familiar, complicada por tener una hermana con síndrome de Down, y falta de atención por parte de sus padres debido a esto. Pero la prensa se hizo eco de lo más sensacionalista, su supuesta obsesión con este videojuego, no teniendo ni idea de su argumento y no digamos ya del “grado de violencia” del mismo. Tan lógico como la leyenda negra del libro “El guardián entre el centeno” de J.D. Salinger.
Sensacionalismo puro y duro…
En el caso de la escuela Sandy Hook, Adam Lanza decía entrenarse con videojuegos como el Call Of Duty. Cualquiera que tenga una mínima idea de armas sabrá que “entrenar” con un mando de Xbox/PlayStation o un teclado de PC a disparar con una persona es lo más inútil del mundo y, por esa regla de tres, más de uno debería ser ya un soldado de élite. Además, este chico sufría de Asperger, problemas de sociabilidad, una familia con dificultades y era víctima de bullying. Añado también que el hecho de que esto se diera en los Estados Unidos, un país en el que la venta de armas es legal y legítima, me parece que es un factor mayor que cualquier videojuego que se tercie.
En definitiva, cualquiera que haya jugado a un videojuego en su vida sabe que los juegos no transforman tu personalidad. Las personas violentas han existido siempre. Toda persona normal que sepa diferenciar la realidad de lo irreal, sabe diferenciar un videojuego de su propia vida. Además, la violencia se da en otros ámbitos como las películas, los deportes, la política e incluso en la familia y en la misma sociedad, cosas que están mucho más presentes en la vida que los videojuegos y nadie las cuestiona.
Creo que la gente que habla de “vidoejuegos violentos” es gente que no ha jugado mucho (o que lo ve todo de una manera muy tremendista) y no se da cuenta de que la comunidad gamer no son ni frikis asociales ni locos por las armas, más bien todo lo contrario. No solemos tener ganas de matar a nada ni nadie que no esté hecho de píxeles y que no reviva al reiniciar el juego.
Fuentes: 1, 2, 3, 4, Político anti-videojuegos arrestado por corrupción.