'Los zapatos rojos', de Hans Christian Andersen

"Había una vez una niña muy fina y delicada que en verano siempre iba descalza, porque era pobre, y en invierno tenía que usar pesados zuecos, y los tobillos se le enrojecían horriblemente."

Los cuentos tradicionales, como este que os traigo hoy (y que gané en el sorteo que organizó Meg), de Hans Christian Andersen, tienen al menos dos posibles lecturas: la lectura ingenua del niño y la lectura crítica del adulto. Al leer Los zapatos rojos he intentado dejarme llevar como lo hacía en la infancia, pero no me ha sido posible, más allá de disfrutar enormemente con las preciosas ilustraciones de Sara Morante. 
No me ha agradado la moraleja que el cuento esconde: una niña ha de ser buena, humilde, devota, sentir inclinación por las labores domésticas, y dejarse llevar por el que dirán y las apariencias. Sin embargo, un niña independiente, rebelde y algo coqueta es mala y se merece un castigo ejemplar. Así de simple.

Hans Christian Andersen (1805-1875)

La imagen que de la mujer se da en los cuentos infantiles tradicionales y el comportamiento que en ellos se le supone, derivado de su condición femenina, daría mucho que hablar, pero lo dejaremos para otra ocasión. Tan solo añadir que la protagonista de Los zapatos rojos (color, ya veis, de evidente connotación sensual y sexual) responde a un claro y estereotipado rol de género, y el final además de ser el castigo excesivamente duro para la pequeña debilidad de la niña, huele demasiado a moralina.
Ahora sí, Editorial Impedimenta ha vuelto a hacer una estupenda labor de edición y las ilustraciones de Sara Morante (Premio Nacional de Arte Joven, modalidad de ilustración, concedido por el Gobierno de Cantabria) son, a mi entender, lo mejorcito del libro. 

Marcapáginas 80