
Love es una serie de televisión que conquista poco a poco. Después, deja a uno embobado. Y esto puede sonar como si se describiera la representación más excitante y extraña que vivimos en nuestras vidas: Amor. La serie no bromea con su título.
Si algo tiene la serie romántica de Netflix es su intento de que el espectador se refleje en la historia. Así, parte de la atracción que siente uno de sus protagonistas, Gus, por nuestra chica protagonista Mickie. No hay duda que en esta fase -como incluso puede ser en toda la relación-, uno se sentirá más atraído por el otro. Desde aquí se recrea toda esa realidad de enamoramientos, cambios de intereses, obsesiones, incongruencias. Ya cuando te tiene enganchado, Love te lleva de aquí para allá.
Si bien los tiempos y etapas por las que pasan los protagonistas se lleva con cierto ritmo para hacerlo más disfrutable, es justo el desarrollo de éstas etapas las que desconciertan y deslumbran por el modo en que -en una primera instancia- se nos presentan la forma de ser de los personajes. He aquí el momento donde atrapa la serie y cambia el tono, en los capítulos de la mitad de la temporada, además de cambiar la empatía sentida por uno u otro personaje.
Love / Vía Motherjones.com
Los protagonistas -pese a quizá estar muy estereotipados- entran en el papel y se ven como si fueran personas reales. Por tanto, los puedes odiar o amar. Además de ello, es interesante la recreación del mundo de Hollywood: superficial, ignorante, pero sobretodo, estresante. Por cierto, Love también tiene momentos chistosos: tanto causados por la personalidad de sus protagonistas como por situaciones independientes de personajes secundarios.
En su primera temporada, Love tiene cualidades para resaltar y verla no sólo como una serie de entretenimiento, sino como un producto bien construido y vendible. Lo mejor de esto es que parte de los mismos elementos de la ficción y no tanto del marketing -que en sí se complementan.

Love: Vía Newyorker.com
Esto porque el tema -el amor-, se trata -dificilmente recuerdo se haya hecho algo así en la televisión. Quizá sólo en la sitcom Mad About You- con su tiempo y espacio propios: son dos protagonistas y su historia -sin el protagonismo coral disfrazado de única protagonista como, por ejemplo en New Girl.
Creo lo anterior es un aspecto que se acerca al cine -se podrían mencionar más películas semejantes a Love que series de televisión. Sin duda debe ser por su creador Judd Apatow, quien ha hecho más películas que series-. Todo esto en pinceladas de 25, 30 o máximo 40 minutos, en 10 capítulos. ¡Por fin apareció la brevedad en la televisión! Sin mencionar que esta primera temporada sólo habla de cómo se conocen los protagonistas. Aún falta la relación amorosa de esta serie que atrapa y por la que habrá que esperar hasta el próximo año.