Desde 1943, el 19 de abril se celebra el día mundial de la bicicleta con la finalidad de promover el uso de este medio de transporte, llamar la atención sobre los derechos de los ciclistas y destacar sus beneficios para la salud y para la movilidad sostenible. La Bicicleta es un medio de transporte sano, ecológico y depende en que situaciones, más rápido que un vehículo a motor y además sin las complicaciones de aparcamiento, todo son ventajas. También Disminuye el riesgo de infarto y otras enfermedades cardíacas, reduce el estrés, combate el sedentario provocado por la vida laboral y el tiempo de trayecto en automóviles.
Pero, ¿qué hace una entrada como esta en un blog de química? Continúa leyendo y lo descubrirás.
Esta entrada no puede continuar sin conocer a Albert Hofmann. Hofmann fue un químico suizo al que le debemos la descripción de la estructura de la quitina, y también el ser el descubridor de los efectos psicotrópicos del LSD mientras estudiaba los alcaloides producidos por el cornezuelo del centeno.
Todo empezó cuando Hofmann termino sus estudios de doctorado en la Universidad de Zurich, él elige un trabajo en laboratorios Sandoz, en ese entonces una pequeña empresa con una modesta plantilla en la sección químico-farmacéutica, con apenas cuatro químicos en investigación y tres en producción. Eligió ese trabajo porque le daba la oportunidad de trabajar en la extracción de componentes medicinales de las plantas. Su jefe, Stoll, había descubierto la ergotamina hacía poco, uno de los alcaloides del cornezuelo de centeno, descubriendo también sus aplicaciones hemostáticas en los partos y analgésicas contra las migrañas.El centeno es parasitado por un hongo denominado Claviceps purpurea (o cornezuelo del centeno o ergot [1]). Hofmann trabajo con la ergotamina y con otras ergotoxinas (primero obtuvo ergometrina) obtenidas del cornezuelo del centeno y a partir de ellas sintetizó, en 1938, un derivado que llamo LSD-25 (LSD-25 es una abreviatura del alemán Lyserg Säure-Diäthylamid y 25 era su número entre una serie de 26 derivados sintéticos que fueron aislados a partir de los alcaloides del cornezuelo), cuando buscaba un estimulante para la circulación y la respiración, debido a su similitud con la dietilamida del ácido nicotínico. Al ensayarse en los animales de Sandoz, se comprobó un efecto narcótico y hemostático sobre el útero (pero menor a la ergometrina), por lo que se detuvieron ulteriores ensayos.
Cinco años después Hofmann retomó su trabajo con el LSD, ya que intuía que tenía unos efectos parecidos a la dietilamida del ácido nicotínico (nicetamida), un estimulante circulatorio y respiratorio conocido en aquella época.
Vuelve a sintetizar el LSD, pero en la fase final padece de algunas sensaciones extrañas que lo hicieron abandonar su trabajo y volver a casa a descansar, mareado. Al recostarse se sintió embriagado, con los ojos cerrados le “penetraron sin cesar unas imágenes fantásticas de una plasticidad extraordinaria y con un juego de colores intenso, caleidoscópico. Unas dos horas después este estado desapareció”. Hofmann intuyó que alguna minúscula gota del compuesto le había penetrado por vía cutánea, a pesar que era un químico muy meticuloso, por lo que concluyó que el compuesto tenía un potencial extraordinario.Tres días después, el 19 de abril de 1943, Hofmann decidió administrarse una dosis voluntaria de unos pocos microgramos (concretamente 250 µg de LSD), pues, por su experiencia con otros alcaloides ergóticos, pensó que podría ser la dosis mínima. Sin embargo, pronto descubrió que la sustancia tenía una potencia superior a la de casi cualquier otra conocida en la época (bastaban entre 0.000003 g a 0.000001 g por kilo de peso para notar sus efectos), por lo que la dosis que se administró era en realidad muy superior a la que más tarde se aconsejó para fines terapéuticos. Tras ingerir la sustancia, Hofmann sintió que le costaba hablar de forma inteligible y pidió a su asistente de laboratorio, que estaba al tanto del experimento, que le acompañase en su vuelta a casa en bicicleta. Durante el viaje a casa, el estado del doctor Hofmann se agravó, y en su diario escribió que todo lo que había en su campo de visión ondulaba, distorsionado como una imagen en un espejo cóncavo.
Al día siguiente todo estaba bien, o mejor, el desayuno tenía un sabor buenísimo. En el jardín cuando salió, sus sentidos vibraban en un estado de máxima sensibilidad que se mantuvo todo el día. Sus conclusiones preliminares fueron inmediatas: no hubo resaca, era el producto químico más poderoso con dosis tan bajas conocido por él, no perdió la conciencia en ningún momento y supuso que tendría magníficas aplicaciones médicas en psiquiatría y neurología, pero nunca imaginó que podría trascender del ámbito médico ni popularizarse ni mucho menos prohibir su comercio. Sus colegas se extrañaron ante la dosis tan baja, pero al probar con el tercio de la dosis se convencieron de su increíble potencia con milésimas de gramo.
Desde entonces, cada 19 de abril se celebra “el día mundial de la bicicleta” en conmemoración de aquel periplo que pasó el doctor Hofmann de vuelta a casa en bicicleta y drogado.