La de central es una de las posiciones de las que más fácilmente nos podemos hacer una imagen predeterminada. Normalmente, pensamos en ellos como aguerridos y envalentonados, que van al choque en cualquier situación. Estamos acostumbrados a ver centrales fuertes y duros, incluso feroces. Pero hoy vamos a conocer mejor a un futbolista que representa a otro tipo de centrales. Más observador, más táctico, más capaz de analizar la jugada y a sus rivales. Si se quiere, más propio del fútbol moderno. Vamos a hablar del argentino Lucas Martínez Quarta, un central contemplativo.
Este joven argentino que ayer cumplió 24 años, está de actualidad por sonar con fuerza para incorporarse en la próxima temporada a algún club importante en Europa. Tras aparecer en algunos rumores en meses pasados incluso para Inter de Milán, Real Madrid o F.C. Barcelona, suena ahora de manera más seria como posible refuerzo para el Valencia CF. Eso sí, a los chés les puede salir un duro rival en el fichaje del argentino si se confirmara que resulta del gusto de Guardiola para el Manchester City.
Como apuntaba más arriba, estamos hablando de un central al que le gusta ver venir el juego de frente, que basa sus acciones en la buena colocación y en la lectura de las situaciones de juego. Es diestro y, por esas características que comentábamos, resultaría capaz de jugar también en el mediocentro. Además, tiene un manejo de balón más que correcto. No le quema la pelota en los pies, suele ser preciso y sencillo a la hora de buscar el pase corto. No rehuye buscar el pase largo hacia los delanteros, cosa que en River repite con cierta frecuencia. Sus compañeros lo saben, y suelen convertirle en parte del inicio de las jugadas de ataque.
Por otro lado, no es demasiado rápido ni le gusta demasiado cuerpear con sus rivales. Prefiere dejarles espacio y frenarles en movimiento. Tampoco trabaja la anticipación sobre ellos al defender, aunque por su colocación es capaz de interceptar bastantes pases. A pesar de no basar su juego en el físico, tiene buena planta. No impresiona por su fuerza, pero se ve en él a un jugador fibroso en su 1'83 m de altura, dinámico y elástico. También por alto prima la colocación y una buena capacidad de salto, a la búsqueda del choque con los rivales. No obstante, a pesar de lo que estamos diciendo, cuando toma la decisión de cruzar sobre la carrera de un rival, le gusta ir al suelo con contundencia.
Lucas Martínez Quarta, apodado El Chino, nació en Buenos Aires, pero se trasladó siendo muy pequeño a Mar del Plata, donde pasó su infancia y dio sus primeras patadas al balón. Empezó a jugar en el club local del CA Kimberley, donde ya despuntaba. Por recomendación de sus entrenadores, viajó a Buenos Aires para probar con Velez Sarsfield, aunque finalmente fue River Plate quien viajó a Mar del Plata para probar jóvenes promesas. Ahí fue descubierto por los millonarios, precisamente el club de su corazón, y con 16 años, se estableció en Buenos Aires para ir ascendiendo por las categorías inferiores de River.
Pero no fue una progresión precisamente fácil. Si con 18 años ya apuntaba en los planes del primer equipo, con alguna convocatoria pero sin debut, posteriormente le vinieron lesiones y momentos inesperados que le frenaron esa llegada. Incluso pensó en salir de River, pero, bien aconsejado, esperó su momento. Ese momento llego en 2016, con 20 años. Gallardo le hizo titular casi al mismo tiempo que llegaba el primero de sus dos hijos. Aunque ahí no terminaron sus problemas. A finales de aquella temporada 16-17, un positivo en un antidoping por causa de un diurético le mandó siete meses al olvido.
Pero de aquella sanción salió fuerte, aunque perdió la continuidad en el equipo titular de Gallardo, sí jugó de inicio el partido de ida de la final de la Libertadores ante Boca. La peculiar vuelta la vivió desde el banquillo, aunque pudo celebrar tan ansiado triunfo. Para recordarlo, tiene en casa un perro llamado Bernabéu. La pasada campaña volvió a tomar el puesto de central en el once habitual de Gallardo, incluso llegando a capitanear a River en la final de consolación del Mundial de Clubes.
Esta campaña ya ha sido inamovible en River, pero también ha asomado a un par de partidos en la selección argentina. Con la albiceleste, ha conseguido dejar su portería a cero en los dos partidos disputados, ante Chile y México, y se muestra como una opción para Scaloni. Ahora, le ha llegado el interés de los grandes de Europa, y parece que se acerca el momento de saltar al otro lado del océano.
En fase defensiva, su papel fundamental dada su posición, Martínez Quarta suele dar su mejor versión cuando forma acompañado de un central más agresivo. El Chino es un central que tiende a acularse respecto al resto de la línea defensiva. No encima a los delanteros, no es buen marcador, pero en línea de cuatro, como suele jugar tanto en River como en la albiceleste, cumple un papel muy interesante. Sería interesante verle en defensa de tres centrales, ya que sabe coordinarse bien con los laterales para salir a la banda.
Al no ser muy rápido, a la hora de llevar a cabo las transiciones defensivas, prefiere ser de los primeros en recular. No acompaña a la presión ni sale entre líneas a encimar a quien se sitúe en la mediapunta. Su compañero de línea en River suele ser el veteranísimo Pinola, de las características absolutamente opuestas, mucho más agresivo. También suele ser Pinola quien va a los balones aéreos, saques del portero, etc. Martínez Quarta es el central tranquilo, el que contempla, observa, cruza y corta.
En fase ofensiva, no aparece en campo contrario. En River, los dos centrales suelen esperar sin intervenir en la jugada de ataque, ni apoyando en el movimiento de balón del centro del campo ni rompiendo a posiciones adelantadas. Cuando sí es importante es en el inicio de la transición de defensa a ataque. En la zona de inicio de las jugadas, se ofrece y es pieza fundamental para Gallardo. Ahí saca galones y tranquilidad, otea el horizonte y es capaz de sacar el balón con sentido y buen trato.
A balón parado, sin ser un gran goleador, sí tiene buen olfato para moverse en busca del balón. Le falta algo de físico para ganar balones, y esa falta de garra le hace no chocar en busca de remates. Pero, como en el resto de momentos del juego, sabe moverse y colocarse para obtener resultados. Cada temporada, deja unos cuantos goles y en casi todos los partidos es capaz de cazar algún remate. En defensa de este tipo de acciones, sin atacar el balón, se sitúa en posiciones donde puede sacar rechaces o cubrir segundas jugadas.
Sin duda, Lucas Martínez Quarta no es el central fuerte y expeditivo que, de primeras, suele ganarse el corazón de una nueva afición. Pero tiene un perfil de central con buen trato de balón e inteligencia táctica, que es muy valorado en el fútbol actual. Podríamos decir que es un central moderno, basado en la buena lectura del juego, que, de otra manera, pero es capaz de compenetrar una buena línea si está con un acompañante más recio.
Eso sí, puede sufrir en defensas adelantadas o contra rivales que formen con dos delanteros, si se ve obligado a marcar a uno de ellos.