Todos hemos pasado esa época de la adolescencia en la que soportamos la aparición del acné, buscando soluciones y remedios desesperadamente. Aunque lo fundamental es contenerse, para no apretar los granitos, podemos seguir algunos consejos:
Algunas cremas contienen corticoides; debemos evitarlas ya que, aunque en los primeros días de su aplicación dan resultado, acaban agravando el acné.
El dermatólogo nos aconsejará un gel adecuado si tenemos la piel grasa, como por ejemplo los geles azufrados o los compuestos. Después de su aplicación, nos podemos poner una loción astringente.
Las uñas pueden ser un importante foco de infección; no debemos tocarnos los granos con ellas. Tampoco intercambiar los productos con los compañeros de clase, porqué al estar contaminados se pasan los gérmenes.
Al ducharnos debemos tener cuidado y no dejar caer sobre la cara el agua con la suciedad del cabello ya que puede empeorar el acné.
Hay que evitar lugares muy cerrados, que provoquen el sudor y la eliminación de grasa. Tampoco es bueno el exceso de agua caliente sobre el rostro.
Si utilizamos maquillajes, deben ser astringentes. En el mercado hay una amplia gama de productos dermatológicos que son lociones cubritivas de color piel y, además, tapan las marquitas rojas y los puntos negros.
En verano, si bien el sol mejora el aspecto porque seca la piel, hay que tener cuidado con la hora en que se toma y el tiempo que estemos expuestos. En algunos casos, después de la exposición el acné se agrava muchísimo. Por ello los dermatólogos suelen prescribir al paciente pantallas protectoras con factor de protección solar entre 30 y 50.
Beber mucha agua y comer frutas ayuda a cuidar la piel. Pero debemos evitar los zumos sintéticos, porque tienen colorantes que pueden producir alguna reacción.