El clásico de México
Jalisco, México. Una ciudad, un país oculto y en dependencia históricamente por su vecino del Norte. La tierra arrasada por Cortés, la civilización maya y azteca con sus riquezas arquitectónicas, su bello paisaje, un país que ha sido la cuna de grandes escritores como Carlos Fuentes, Juan Villoro, Guillermo Samperio, Ángeles Mastretta y tantos otros. Jalisco, la cuarta entidad federativa más poblada de México y usina cultural de este gigante del Norte, además de contar con una multiplicidad de actividades económicas, turísticas y comerciales. Guadalajara, su capital, cuenta con niveles de calidad de vida muy alta en comparación a otros sitios de México.
Historia
En fútbol, la porción se divide en Atlas y Guadalajara. El clásico más antiguo, disputado por primera vez en 1916 con resultado sin goles y una rivalidad que se ha mantenido perenne a lo largo del tiempo, por vencer al rival de siempre. Guadalajara excedió los límites de Jalisco para convertirse en la institución con mayor afluencia de simpatizantes en todos los puntos de México. Atlas, los Zorros, sin tanto renombre ni llegada a otras tierras, permaneció en el sitio de ser la antinomia, el adversario que Guadalajara quiere derrotar más que a nadie.
La historia marca que Guadalajara adquirió mayor sustento en los hinchas de clase media y un fuerte soporte en los barrios más pobres. Su fundación residió en un emprendimiento de alumnos de un colegio con fuerte raigambre popular. Atlas, en cambio, solidificó su presencia en los estratos más acomodados pero luego con el transcurso de los años derrochó simpatizantes en otras órbitas. Ya en 1917, en el torneo Primavera, con la victoria de Atlas por 2 a 1, Guadalajara se quejó al árbitro por el resultado, y decidió retirarse por un año del campeonato. Aquí fue el cambio brusco en la relación de ambas instituciones.
Las estadísticas históricas resaltan una vigencia en los enfrentamientos entre ambos para Guadalajara, con 77 victorias, 60 para Atlas y 55 empates. Y algunas anécdotas para contar: una, con el arquero Jaime Gómez, llamado Tubo, quien con la camiseta de Guadalajara en 1955, se puso a leer una revista en el arco, cuando el partido lo ganaba Las Chivas por 3 a 0. Esto trajo un rechazo de los simpatizantes del Atlas, quienes en el partido de vuelta, con triunfo de Atlas por 2 a 0, le tiraron a Gómez innumerables revistas y periódicos. Y el último campeonato de Atlas, en la temporada 50-51, los Zorros dieron la vuelta en la última fecha ante justamente Guadalajara, en un 1 a 0 con un penal que en Jalisco se sigue discutiendo.
Formar jugadores, una tarea de los dos
Atlas y Guadalajara, rivales por naturaleza, ejercitaron, cada uno por su parte, una tarea fructífera en las divisiones inferiores, allí llamadas como fuerzas básicas. Marcelo Bielsa, en su paso por Atlas, resultó sustancial en la formación de nuevos valores, el más paradigmático, Rafael Márquez, en su momento capitán del Tri y futbolista del Barcelona. Andrés Guardado es otro caso. Oswaldo Sánchez, arquero de México en Alemania 2006, se inició en Atlas y luego terminó siendo ídolo en Chivas. Un paso que los hinchas de los Zorros jamás se lo perdonaron. Guadalajara, por su parte, también le dieron a México un futbolista que se desempeña en la elite de Europa como Javier “Chicharito” Hernández y otros como Luis Michel o Patricio Araujo.
Jalisco tiene entre tantas virtudes, el clásico tapatío entre Guadalajara y Atlas. Pasan los años y las antinomias se mantienen. Fútbol, en una ciudad para dos.