Roma es una de las ciudades más viejas del mundo. Las ruinas atraviesan la ciudad, los edificios no alcanzan grandes alturas y su historia recorre la historia de la humanidad. Es que allí, donde están el Vaticano y el Coliseo, hay un lugar del fútbol. Hay un estadio inmenso y un clásico muy pasional: Lazio – Roma.
La sede del choque es siempre la misma: el Olímpico de Roma. Imponente, recibe a 70.000 personas cada vez que chocan. Se dividen la cancha y estalla: colores, banderas, gritos. Pero, como en la mayoría de las grandes rivalidades mundiales, este clásico esconde más que un partido de fútbol, es que Lazio representa al fascismo, a la extrema derecha italiana, a aquella ideología que gobernó en la península itálica entre 1922 y 1943. Por su parte, Roma está relacionada con la izquierda. Entonces, choques.
La stracittadina comenzó a disputarse en el 29. En aquella ocasión, Roma ganó 1-0. Lazio esperó tres años para conseguir su primera victoria en un clásico. Y el clásico se cobró muertes: en 1979, Vicenzo Papparelli, hincha del equipo celeste, fue asesinado por un hincha de Roma. Los Biancocelesti juraron venganza.
Y la consiguieron: en 2004 terminaron con la vida de un niño romano. Los tifosi de Roma ingresaron a la cancha, hablaron con Totti y el derby se suspendió.
Roma lleva la ventaja en estos encuentros: obtuvo 48 victorias y perdió en 35 ocasiones. Empataron en 53 ocasiones. El último encuentro, el 16 de octubre, Lazio consiguió el triunfo sobre el final.
El clásico se prepara con mucha anticipación. Para los “tifosi” es elevento más importante del año. Hacen pancartas, banderas, cantos. Empapelan la ciudad de fotos, frases y cargadas. Y cuando se enfrentan, el aire se pone tenso. Los gritos son ensordecedores e incesantes. Lamentablemente, las batallas entre los fanáticos son comunes.Es que nunca se acercarán, nunca se conciliaran. Pasarán años, jugadores y seguirán peleados. Pasarán gobiernos, crisis mundiales y el clásico de Roma no perderá su atractivo. Pasarán líderes futbolísticos y la enemistad continuará.