(Eduardo Contreras, Luis Alberto de Cuenca y Francisco Javier Illán Vivas, en el salón de Plenos del Ayuntamiento de Molina de Segura)
En primer lugar quiero agradecer a mi buen amigo Francisco Javier Illán Vivas la generosidad que siempre me muestra, y que lo ha llevado en esta ocasión a pedirme que escriba unas líneas sobre Luis Alberto de Cuenca y su relación con Molina de Segura.
Al bueno de Illán Vivas, que es un hombre fascinado por las letras y un infatigable creador, le asiste también la facultad de animador sin cuartel de publicaciones y actividades literarias, como estos Papeles de Arte Gramático, que de forma tan notable está contribuyendo a la divulgación literaria y punto de encuentro de escritores, y me acuerdo también de aquellos Martes de Luna Llena, que propició personalmente con su inagotable caudal de seducción y empuje, hace unos años en Molina de Segura, en el pub Guanábana y que finalizaron con la publicación de los trabajos literarios de cuantos pasaron por aquellos novedosos encuentros con las letras.
Sin duda alguna, creo que todos le debemos a Illán Vivas el cierto dinamismo que genera en torno al mundo literario de esta Región. El Premio Setenil, convocado por el Ayuntamiento de Molina de Segura, y destinado a premiar al mejor libro de relatos publicado en España, nació con el objetivo, entre otros, de promover la creación literaria de cuentos. Desde su primera edición se pretendió que tuviese, aparte de ámbito nacional, y la cualidad de se respetado por su rigor como premio literario y, porque no decirlo, una deseable repercusión en los espacios culturales y literarios que hiciese alcanzable el objetivo de promover el género del cuento. Así, se consideró fundamental que el Jurado del Premio tuviese el prestigio y el rigor que queríamos otorgarle a la convocatoria, por lo que se ha ido eligiendo a escritores, profesores y críticos de nivel que, de algún modo, salvaguardasen el respeto del Setenil en los ámbitos literarios. Creo que esto se ha conseguido ampliamente. El Setenil está considerado hoy día no solamente como un premio literario riguroso y de nivel, sino también de prestigio, entendido éste como el que le otorgan al premio los Jurados y los ganadores del mismo, año tras año, y también, en alguna medida porque, con legítimo orgullo, nos cabe pensar que el Setenil también prestigia a quien lo recibe. En el año 2006, el Setenil andaba por la tercera edición y el criterio era inalterable: tratar de conseguir a prestigiosos nombres de la literatura para presidir el Jurado. Así, se pensó en Luis Alberto de Cuenca, poeta, traductor y ensayista. Doctor en Filología Clásica y profesor de investigación del CSIC, del que fue director. Un hombre reputado en las letras españolas que, sin duda, mantendría el nivel que queríamos para el premio. Y así fue. A pesar de la juventud del Premio Setenil, que se abría camino en el panorama literario español, Luis Alberto de Cuenca presidió un Jurado compuesto también por Fernando Valls, Ramón Jiménez Madrid y Manuel Moyano. Aquel año la ganadora fue, por unanimidad del Jurado, cosa poco habitual, la escritora Cristina Fernández Cubas, con Parientes pobres del diablo, editado por Tusquets. Uno de los momentos más gratos del acto de entrega del Premio, que en esa edición fue el 14 diciembre, es el encuentro posterior con los miembros del Jurado, el ganador o ganadora y escritores y amigos del Setenil. Distendido, más informal y propicio para conversaciones en torno a los más variados temas. Me gusta la literatura y me precio de haber sido y, en cierta medida, seguir siéndolo, un buen lector, así que disfruto de estos encuentros que proporciona el Premio Setenil. De esa noche tengo un entrañable recuerdo no solamente por la calidad de las conversaciones con Luis Alberto de Cuenca sino por la rápida conexión que se estableció entre los asistentes. Nuestro paisano Javier Abellán, otro inquieto promotor cultural de las tertulias del Casino de Molina, hombre de amplia sabiduría y conocimientos, habló aquella noche sobre un libro de Luis Alberto de Cuenca que admiraba profundamente, La necesidad del mito, editado por primera vez a principios de los años 70 y que no se había vuelto a reeditar nunca. De aquella conversación informal surgió la idea de que el propio Ayuntamiento de Molina de Segura reeditara aquel título. Encarriló la cuestión Manuel Moyano, con el acierto habitual, de tal suerte que el 22 de abril de 2008, el libro, cofinanciado por la Editorial murciana Nausícaä, en su colección “Rosa profunda”, veía la luz y era presentado en la Biblioteca Salvador García Aguilar de Molina de Segura por el propio Luis Alberto de Cuenca, dentro del programa de actividades de la Primavera del Libro. El promotor de la idea, Javier Abellán, henchido de gozo por el acontecimiento, nos acompañó en la mesa de presentación del libro, junto al autor. El libro defiende la importancia de los mitos como regidores de la vida y la conducta de los pueblos desde la Antigüedad hasta nuestros días y creo que acertamos con la reedición de este texto de juventud de un autor tan importante como Luis Alberto de Cuenca. En mi bagaje personal guardo como tesoros momentos como aquel encuentro de 2006 y la presentación del libro en 2008. Son instantes gratificantes porque se sitúan en el ámbito de los placeres de la conversación que te permiten aprender de personajes de altura cultural y científica. Pero, tal vez el elemento más importante es el que hace que los ciudadanos y ciudadanas de Molina de Segura tengan la oportunidad de escuchar y participar de actividades como el Premio Setenil, Escritores en su Tinta, la Primavera del Libro o, en el plano científico y médico, las conferencias de la Fundación de Estudios Médicos. Esto último es, como alcalde de Molina de Segura, una de las mayores satisfacciones que puede producir el cargo, el hecho de acercar a escritores, médicos, investigadores a nuestro pueblo, y aprender de ellos. Eduardo Contreras LinaresFotografía Jesús Pons