Revista Opinión

Lunes

Publicado el 16 enero 2012 por Carmentxu

Empieza el lunes a todo tren, con toda la maquinaria en marcha desde anoche, quizá desde hace días, semanas, meses… Con la muerte del mal llamado último dinosaurio no acaba la era jurásica. Deja aprendices y nuevas crías que ya están acabando con los pastos. Ahora, los jóvenes cachorros tienen toda la estepa del lobo para campar a sus anchas sin nadie que les eche la reprimenda. Fraga, ese tótem que se mantenía desfiante, erguido e impenetrable como un monolito, todavía les ensombrecía. Los vivos, que están y son muy vivos, deben estar fantaseando en estos instantes con la idea de que a ellos hasta sus rivales políticos les recordarán con admiración y continuarán estando en espíritu el día después como héroes de glosas épicas que se prorrogarán más allá de los fastos mortuorios. No es difícil imaginarse así a Aznar, por ejemplo, por ser quien menos disimula el anhelo.
Con Fraga muere la derecha salvaje y destemplada, la del puñetazo en la mesa o en un bol de hielo hecho iceberg, y deja campo libre a la rancia, a estos nuevos ricos de poder que llegan para acabar con los restos del festín, a una era de tecnócratas anónimos por mucho que centren las portadas de los diarios y abran informativos. Reyes por un día. Malos tiempos también para la egolatría fuera del ámbito doméstico y de los amiguitos del alma.
La muLuneserte de Fraga no logra, sin embargo, acallar el sonido de las pisadas del juez Baltasar Garzón enfilando las escaleras del Tribunal Supremo. Mientras todo son alabanzas y reconocimiento para ese padre de la democracia, que también lo fue de la dictadura y aquí nunca pasa nada, los tambores tocan a rebato por el juez Baltasar Garzón. Su pecado y la razón de esta condena anunciada: escuchar a los corruptos porque aún entre rejas continuaban haciendo y deshaciendo la trama, intentar encarcelar a los dictadores asesinos allí, desenterrando a sus muertos aquí y lo más revolucionario y transgresor, lo que podría acabar con toda la platea abucheando a los actores: no tener miedo.

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