Aunque con trayectorias diferentes, Libération y Le Monde coincidieron ayer lunes en anunciarles a sus trabajadores manotazos de ahogado para sortear una crisis global.
Ayer fue un lunes destemplado en la historia del periodismo francés. Le Monde y Libération anunciaron a sus empleados una reestructuración que en principio busca salvar el negocio a partir de una mayor apuesta a la versión digital de estos diarios. Según anticipó Le Nouvel Observateur el sábado, Libération impulsa la movida más radical pues supone recortar un tercio de la redacción (el director operativo Pierre Fraidenraich habló de “proyecto big bang“). Le Monde, en cambio, va por modificaciones progresivas. Más allá de las diferencias de estrategia, ambos medios buscan enfrentar -con suerte sortear- una crisis de envergadura global.
“A nuestros lectores” es el (típico) título de la carta abierta que Laurent Joffrin publicó ayer mismo para explicar detalles de la “nueva prueba, a la vez dolorosa y necesaria” que Libération atravesará a modo de “nuevo capítulo de su historia”. Luego de referirse a la “crisis de la prensa que golpea cruelmente a los periódicos”, el director del diario anunció la supresión de 93 puestos de trabajo, la unificación de las redacciones responsables del diario impreso y de su sitio web, la renovación de ambas versiones, la cotización de los contenidos online (cuyo acceso había sido gratuito hasta ahora), el lanzamiento de nuevos productos editoriales.
“Éste es el precio de la independencia del diario; Libération no sabría sobrevivir en libertad con un déficit permanente” escribió Joffrin. A partir de ahora, la publicación contará con una redacción “de alrededor de 130 personas” (dos tercios de lo que fue alguna vez). Por las dudas, el director aclara:
Libération seguirá defendiendo sus valores de justicia, igualdad y modernidad. No sólo somos un diario: defendemos la causa de un periodismo libre, al servicio de un mundo mejor, más humano y más justo”.
El sacudón fue tan grande que los medios colegas cubrieron el anuncio. Entre los más reconocidos, figuran otra vez Le Nouvel Observateur (aquí), Le Figaro (aquí), Le Point (aquí), L’Express (aquí), la versión francesa del Huffington Post (aquí). Le Monde constituye un caso parte: la versión gratuita de su edición online ofrece esta nota sobre la carta abierta de Joffrin pero ningún comunicado ni sobre su propia situación ni sobre las decisiones anunciadas ayer.
En el artículo sin firma que publicó el sábado, Le Nouvel Observateur cuenta que, durante el verano boreal, la dirección de Le Monde se comprometió a conservar a sus empleados en relación de dependencia y a encargarles a los nuevos (si es que el diario sigue contratando gente) la realización de proyectos digitales, que desde entonces tienen prioridad. Al parecer, la idea es avanzar por este camino con prudencia, para evitar experiencias similares a la transitada en mayo pasado cuando el anuncio de un primer programa de movilidad laboral -que consistía en trasladar a una cincuentena de periodistas del diario de papel al formato web- se topó con una manifiesta oposición de la redacción y terminó provocando la renuncia de la entonces directora del diario Natalie Nougayrède.
Siempre según el anticipo de Le Nouvel Obervateur (que -atención- comparte accionistas con Le Monde), Le Monde comunicó ayer las siguientes metas a su personal: rediseño de la versión impresa del periódico (debería estar listo el 6 de octubre), suspensión del suplemento Televisiones, creación de un “canal África” en el sitio web del diario, rediseño de la versión del periódico para dispositivos móviles (ocurrencia que habría conseguido un aporte de 1.8 millones de euros por parte de Google). Aunque sin confirmar aún, existe otro proyecto: la compra del canal de noticias LCI.
“Somos un diario” se titula el manifiesto que los trabajadores de prensa de Libération publicaron cuando anticiparon el recorte que los directivos del periódico intentaron en mayo pasado y que volvieron a anunciar ayer.
Es probable que en la reunión de ayer tambien se haya tratado la primera edición del festival anual que Le Monde montará el fin de semana próximo con motivo de su 70º aniversario. En principio, el evento que tendrá lugar en la Ópera de la Bastilla, en el Palacio Garnier y en el Teatro Olympia consistirá en la puesta en escena de varios espectáculos y de una treintena de debates con un centenar de personalidades. Los organizadores esperan unos 50 mil espectadores.
Libération y Le Monde fueron deficitarios el año pasado, en parte porque bajaron la cantidad de avisos publicitarios y la venta de ejemplares impresos. Esta segunda reducción le causó menos daño a Le Monde, primero, porque el retroceso fue de 1,6% (que contrasta notablemente con el 5,6% de Libération), segundo, porque al mismo tiempo aumentó la cantidad de abonos a la versión digital (es probable que este fenómeno haya influido en la decisión de Joffrin y compañía de empezar a cobrar por el acceso a los contenidos online).