Revista Cine
Luz de domingo, vuelta a los abusos del caciquismo
Publicado el 18 febrero 2014 por Carmelo @carmelogtBasada en una novela de Ramón Pérez de Ayala, “Luz de domingo”, película de 2007 de José Luis Garci, vuelve al tema del caciquismo rural para hacernos pasar un buen rato de cine.
Con ciertas similitudes con la fantástica “Los santos inocentes” en el sentido de que hay un abuso por parte de los señoritos y una venganza que llega con total justicia, se diferencia de la misma, entre otras cosas, en que aquí el ajuste de cuentas, justo y necesario, viene de una de las dos personas que estábamos esperando, en este caso, Juaco, mientras que en aquella Paco Rabal aparece casi por sorpresa en lo alto del árbol para tensar una de las cuerdas más famosas de nuestro cine.
No obstante, Luz de domingo no llega al nivel de Los santos inocentes, a pesar de contar con uno de sus actores, un Alfredo Landa, siempre estupendo.
Lo más resaltable de la película de Garci es que aquí también hay unos seres inocentes que se ven salpicados por el caciquismo de una familia, los Becerril, a la que se opone el clan de Los chorizos. Esa pugna entre los ricos y los no tan ricos es un poco reflejo de las famosas dos Españas, que acabarán en el enfrentamiento en la guerra civil.
En 1910, en el pueblo asturiano de Cenciella, los Becerril hacen y deshacen a su antojo y dictan las normas. Pero el joven nuevo secretario, Urbano, venido de fuera y sin enchufes, no entra en su juego. En amores con Estrella, la nieta de Juaco (Alfredo Landa), Urbano trata de llevar una vida feliz y armónica, pero el hijo de Becerril, que también desea a la chica, no le dejará en paz.
Lo cierto es que en esta historia, una vez más, conseguimos odiar a esa clase política señorial que en nuestro país cometía injusticias y abusos de poder atroces. Pero, actualmente, en pleno siglo XXI, todavía existen situaciones como ésta. Y eso es lo lamentable.
Al conocer este tipo de relatos, uno se plantea si la justicia no podría hacer y haber hecho en el pasado bastante más. ¿Tan indefensos estamos ante los abusos de poder que tiene que morir un hombre bueno para que se haga justicia?, ¿cuántos domingos tendremos que vernos privados de esa luz de domingo en la que el Sol mira de cara a la Tierra?