Muy buenas tardes a todos! Regresamos esta semana con un viaje sensorial al país del Sol naciente. Sé que la palabra China se asocia últimamente al virus que ya todos conocemos y ha cambiado nuestras vidas. Pero he querido romper una lanza a favor de esta cultura cuya gastronomía hace años que nos rodea y a la que versionamos en muchos casos... o nos encanta la cocina fusión que hacen grandes chefs con ingredientes orientales.
Mi compañaera de Libelar me propuso elaborar un artículo sobre alguna receta relacionada con el recién estrenado nuevo año chino del buey y la verdad es que me he embarcado en un mundo algo desconocido porque sí que he elaborado recetas japonesas, pero sobre un postre chino que no fuera el flan, era un reto.
Indagando encontré un apetecible y peculiar bizcocho elaborado en vaporera tradicional de bambú y el resultado no puede ser más que increíble. Es un pastel delicioso de origen malayo, denominado Ma Lai Gao cuya traducción sería pastel malayo. Hay diversas teorías sobre su origen. se dice que fue una adaptación de un pastel británico durante el período de colonización en Malasia y que se extendió por China a través de los inmigrantes que buscaban nuevas oportunidades. Se popularizó en los cafés de Guangdong y Hong Kong llegando a ser un habitual de la cocina local.
También hay nuevas teorías que lo sitúan como una adaptación del pastel Pao de Castela portugués, llevado por los marineros del país luso al sudeste asiático, llegando nuevamente a Guangdong, donde hemos comentado previamente que es muy conocido en sus cafeterías.
Lo cierto es que es un pastel de ingredientes muy utilizados por los europeos pero con la particularidad de estar elaborado al vapor, que lo hace único y especial en sabor y textura. El truco está en airear y dar volumen a todos sus ingredientes. Su sabor a caramelo además de lo súper esponjoso que es, va a convertirlo en una especiacialidad difícil de olvidar. La capa que crea el azúcar panela que parece una especie de pudding a la vista, que esconde un esponjoso y suave bizcocho que os fascinará.
Para elaborar esta delicia me he basado en la receta de Celia Lim, blogger especializada en recetas de cocina asiática.
¡Pasemos a la cocina!
Ingredientes:
- 100 grs. harina de trigo
- 50 grs. harina de repostería
- 40 grs. de preparado de natillas en polvo
- 4 huevos
- 110 grs. azúcar panela
- 100 grs. de azúcar blanco
- 100 ml. aceite de girasol
- 2 cucharadas de leche evaporada
- 1 cucharada de miel
- 1 y 1/3 cdtas. de levadura química
- 1/3 cdta. bicarbonato sódico
Para elaborar esta receta, comenzamos batiendo los huevos con el azúcar hasta que espumee. Logramos que monte completamente. Es muy importante este paso. Tamizamos los dos tipos de harina y el preparado en polvo para natillas 2 veces. Sí, habéis leido bien, dos veces. Agregamos en varias dosis a la mezcla de huevo y azúcar. Lo mezclaremos con una espátula y con cuidado de que no pierda mucho aire nuestra masa. Una vez integrado todo, cubrimos el bol con film transparente y lo dejamos reposar unas dos horas.
Una vez transcurrido ese tiempo, vamos preparando nuestra olla de vapor. Si no teneís vaporera de bambú podéis hacerla en la que tengáis disponible en casa. Esta masa también se podría hacer en el horno y quedaría un pastel muy jogoso teniéndolo unos 30-40 minutos a 180 grados.
Pero el punto que lo hace especial es elaborarlo al vapor, quedando una textura jugosa y muy aireada. Vamos calentando el agua en una olla que se adapte bien a nuestra vaporera. Cubrimos con papel de horno el interior ya que vamos a verter ahí la masa líquida.
Ahora terminamos la preparación de nuestro pastel. En un cuenco agregamos la cucharada de miel, la leche evaporada, la levadura y el bicarbonato. Lo mezclamos muy bien y añadimos a nuestra masa reposada con movimientos envolventes. Comprobaréis cómo nuestro preparado para el pastel ya había comenzado a airearse en el tiempo que ha estado reposando. Por último, agregamos el aceite de la misma manera, con movimientos envolventes y poco a poco, nada de prisas. Nos interesa que se integren bien los ingredientes y que pierda el menor aire posible,
Vertemos en nuestra vaporera una vez que el agua comience a hervir. Tapamos y tenemos una media de 20-40 minutos al mismo ritmo. Hay que calcular el agua suficiente para este proceso y si no, pues rellenar la olla lo más pronto posible. Comprobamos la cocción con un palillo y retiramos cuando no mancha. La capa de arriba no es más que el azúcar panela que ha subido durante la cocción y se ha caramelizado, creando una crema de lo más espectacular. Una delicica para apreciar con todos los sentidos.
Imagino que pocas veces habréis visto una receta como ésta. Siempre he utilizado esta vaporera clásica de bambú para hacer los bollitos típicos rellenos o el pan chino que me encanta. Pero la idea de hacer un pastel de tradición china resultaba un desafío más que apetecible además de una curiosidad inmensa. Sé que quizás seáis un poco reacios a la idea así en principio pero os aseguro que si podéis hacerlo en casa os encantará. Es pura delicia y os puedo asegurar que ha encantado a toda la familia. ¡Repetiremos!
Un saludo y ...¡vuelvo pronto con más recetas y desafíos dulces!
Maribel García 🍓🍓🍓