El lugar se llama En el nombre del Postre (sí, lo primero que me hizo pensar fue en "El nombre de la Rosa", de Humberto Eco), y está tan escondido [Soler 5547 - Palermo] que probablemente tengan una estrategia anti accidentes: que accidentalmente lo encuentren personas que no sabrán disfrutarlo, o que podrían desvirtuar el lugar. Eso
Por alguna no resuelta razón, las veces que hemos ido (sábados de tarde) ya casi todos los gustos ya se habían agotado, entre ellos el de chocolate con chocolate, chocolate con naranja dulce, chocolate con almendras y así. Sin embargo, las que quedaban, igualmente deliciosas, fueron suficientes para convertir a este lugarcito en el medio de la nada, uno de mis lugares favoritos en Buenos Aires.
De un ambiente minimalista por los motivos de decoración y los colores, aunque Noveau por las disposiciones, este Restaurant Dulce invita al bien estar y a la armonía, y la atención es igualmente satisfactoria, de inicio a fin. Los menúes ensartados (abrochados) a una tabla pintada de colores con el Logo del negocio, indican los precios, accesibles pero no baratos, de toda una gama de dulces que va más allá de una confitería tradicional, pudiendo caracterizarla de Gourmet sin ningún problema. ¡Deberían ver las variedades de gustos y propuestas que tiene!
Los pasteles, tortas, tartas, panes y brochets, por ejemplo, combinan sabores que van del chocolate con avellanas (o simplemente Nutella) a pimienta, jengibre, ajo y acetos balsámicos de uva o aromatizado con menta (esto último es una interpretación libre que hice de las galletas de chocolate y cítrico).
Para los macarons, igualmente, usan diversos ingredientes que pasan por casi todas las frutas de uso fresco (debo hacer un paréntesis para los de relleno de arándanos y frambuesa), hasta los secos, como pistachos y almendras, o incluso los que no son precisamente frutas, como el jengibre, menta o los distintos chocolates.
Las masas de una suavidad insoportable; una cremosidad e intensidad, tanto aromática como gustativa, de los coloridos rellenos, la presentación impecable (usan, por ejemplo, té en hebras que sirven en pequeñas teteras), convierten a esta pastelería-restaurant en una reliquia de la importación cultural, donde convergen simétricamente la funcionalidad del diseño estadounidence y la culinaria refinada europea (francesa, mayormente en este caso), en ese ambiente único de trivialidad porteña, donde las cosas lindas aparentan tener un lugar determinado e inamovible.
No olviden acompañar los macarons con un Té Negro exótico -todos están debidamente detallados en el menú-, un tradicional English Breakfast (blend de té negro en general servido con leche), un Espresso o Café con crema. Otras variantes del cafè, como Macchiato, Moca o Cappuccino, serían para aquellos que no tienen miedo en empalagarse, pues son demasiado dulces, suaves o cremosos, lo que hace que la composición total pueda llegar a tener consecuencias nefastas. Por ello, mejor acompañar con un té o infusiones ricas en hiervas fuertes (vergamota, mejorana, cilandro), especias (canela, cinnamon, nuez moscada, cardamomo) o frutas (manzana, limón o naranja dulce, frutilla), o café negro con, como mucho, algo de crema. Todas estas bebidas contienen ingredientes que acrecientan vigor y por ello acompañan de forma magnífica la dulzura -y en algunos casos el agrio- de los macarons.
Por último, para llevar, y si aún tienen estómago para ver todas las cosas dulces que tienen allí sin sentir la necesidad urgente de tirarse en agua helada, podrán encontrar algunos Panes saborizados que vendrían de lujo para alguna sopa o untar con quesos, o Coissants de Chocolate, para el día siguiente y si sobrevivieron a un ataque de hiperglicemia.
#Ultra Recomendado
Créditos:
Fotos 3, 5, 6 y 10: Kike Vilar.
Demás Fotos: Propios.