Mi hermano es un artista en la cocina, hace un brownie increíble, prepara la comida, la cena y lo que haga falta, y además me asesora con infinita paciencia cada vez que me visto y desvisto trescientascincuentaynueve veces antes de salir de casa. Pero los macarons, ¡ay los macarons! eso, aun se le resisten, y mira que ha vivido en París, cuna de los macarons con las pastelerías Ladurée y Fauchon a la cabeza.
Normalmente, siempre solíamos ir a Ladurée a comer los macarons, incluso mi hermano se propuso probar todos los sabores que ofrecen, pero es ¡imposible! Y a Fauchon, a ponernos morados con los éclairs (relámpagos), y a arrasar con los chocolates y la mermelada (imprescindible probar la de pétalos de rosa con un buen trozo de queso y pan). Así que esta vez, a su regreso de París, me sorprendió con una cajita de macarons de Fauchon, y no de Ladurée, y tras la sorpresa inicial, pues ¡a probarlos! Crujientes por fuera, cremosos por dentro, y con sabores tan dispares como chocolate y frambuesa, pistacho, vainilla o caramelo.
Pero si Paris no está de camino al trabajo, o si la linea de metro que cogéis todos los días no tiene parada ni en Ladurée ni en Fauchon, siempre os queda intentar hacerlos de modo casero, y para eso, nadie mejor que Barbara de "Comer de todo", Rocio de "Galletanas" o Patrizia de "The Cook Rocker" para que os aconsejen, que seguro que lo hacen de maravilla!