Ha llegado el tiempo de las setas, de tirarnos al suelo a buscar el mejor ángulo, de encontrar el encuadre idóneo para conseguir una buena fotografía.
Ya quedan pocos insectos pero he tenido la suerte de encontrar uno lleno de rocío, ya que mi zona de campeo es muy seca y no ha habido rocio hasta después de las lluvias. Aunque no lo pondré en esta entrada que está dedica en exclusiva a las setas.
Hacer macro fotografía de setas tiene su parte buena: no se mueven, ni se asustan. Además puedes quitar lo que te estorba alrededor (hojas, palos, etc.) para conseguir encuadres más limpios. Tiene una parte mala y es que levantan muy pocos centímetros del suelo.
En mi caso, he llegado a enterrar parte de mi cámara fotográfica en el suelo, es lo que pasa por llevar un cuerpo tan grande. Tengo la precaución de poner una bolsa de plástico para evitar la tierra. Este es el único modo de tener un ángulo de disparo adecuado.
La fotografía que está justo debajo de este párrafo es la que hacía cuando mi padre me hizo la foto que está en el último lugar de esta entrada. El sol que da en el objetivo lo tapaba él y como era un contraluz utilicé el flash rebotado en la tarjeta blanca para iluminarlas.
Foto realizada por Enrique Ruiz Parada