Revista Cultura y Ocio
Hace bien poco tuve el placer de realizar una visita al que es, sin duda alguna, uno de los yacimientos arqueológicos más interesantes de este país. Una visita que no puedo dejar de recomendar y que me lleva hoy a hablar un poco sobre este lugar, clave para entender la historia de al-Ándalus, a la que ya he dedicado algunos artículos y sobre la que pretendo continuar escribiendo aquí.
Tras restablecer la autoridad del emirato sobre al-Ándalus y asumir el título de califa para, de esta manera, hacer frente al emergente califato fatimí, Abderramán III decidió dar un paso más y mostrar al mundo el esplendor de su dinastía con la construcción de una magnífica ciudad palatina. Hasta entonces los emires cordobeses habían habitado en el viejo alcázar de Córdoba así como en diversas residencias de recreo establecidas en los alrededores de la capital andalusí. El califa necesitaba de una residencia en consonancia con su nuevo título.
Establecida a pocos kilómetros de Córdoba, en una situación privilegiada, Medinat al-Zahra fue construida por mano de obra asalariada. La centralización fiscal llevada a cabo por el flamante califa permitió todo esto. Edificada sobre una sucesión de terrazas vemos como el palacio y sus dependencias se disponían sobre la zona superior, mientras que en las inferiores destacaban suntuosos jardines y un magnífico pabellón destinado a las recepciones oficiales. Numerosos talleres de artesanía, en los que se fabricaba desde los mas finos trajes a las mas hermosas obras de arte, se encontraban en esta ciudad. La presencia de una mezquita que, por su localización y tamaño, muestra una dependencia total ante el poder civil, es también un elemento más que significativo.
Uno de los principales enigmas históricos en torno a esta magnífica construcción es el de su propio nombre. Justificado tradicionalmente por el supuesto deseo de Abderramán de dotar a la obra del nombre de su favorita, esta forma de nombrar un monumento en el mundo islámico de la época tiene escasos precedentes. Lo más común hubiera sido proporcionar un nombre a la ciudad que recordara a su propia figura o a la de su dinastía, para mayor gloria de la misma. Pero la teoría de la favorita parece cobrar más fuerza tras llegar a saber de la existencia de una escultura femenina sobre una de las puertas de la ciudad, pese a que algunos especialistas defiendan el hecho de que la misma sería una representación de Venus (de sobra es conocido el gusto por la astrología en esta etapa)
Sin embargo, la esplendorosa obra duraría poco. Tras la muerte de Almanzor, la caída en desgracia de su dinastía y el estallido de una serie de revueltas en todo al-Andalus mientras el sistema califal se hundía, Medinat al-Zahra sufrió continuados saqueos y expolios que acabaron convirtiendo a la ciudad de Abderramán en un montón de ruinas que acabaron cayendo en el olvido. No sería hasta el siglo XIX cuando se encontrarían los restos de esta magnífica construcción, en uno de los hitos claves de la arqueología medieval en nuestro país.
En la actualidad el yacimiento de Medina Azahara sorprende al visitante por el arduo trabajo de sus encargados a la hora de transmitir el esplendor que, hace siglos, mostraban sus calles. Unas ruinas que nos muestran la fuerza y el empuje inicial del Califato.Mucho más en... http://selvadelolvido.blogspot.com/