Me apetece compartir estos sentimientos porque, cada día, me llegan más, y más, y más comentarios, por lo bajo, sobre ellos. Pero ayer, la mamá que me lo comentó, lo hizo de una forma abierta y sabiendo bien lo que decía. Y eso, suele ser muy poco habitual por no decir nada habitual.
Mamá desde hace 7 meses que descubre que tiene “garras” y no sabe pedir ayuda. Ella se basta y se sobra sola hasta que papá decide irse porque no aguanta más y tampoco sabe cómo pedir. Ahí, mamá reacciona ante la situación y empieza a pedir espacio. Ambos agobiados, desbordados, sin saber qué hacer y cómo, lo que deriva en una falta de comunicación considerable y les lleva a la ruptura. Pero no es solo ruptura familiar sino también personal, emocional. Están llenos de dudas, de miedos pero siguen adelante como cuadra y sin rumbo. Tienen que buscar el modo de encontrar de nuevo “sus vidas”. Nadie les dijo que esto podía pasar porque la sociedad lo tiene normalizado. Sentimientos encontrados, una vida rota por todas partes. Simplemente, hay que seguir adelante por el/los hijo/s.
¿Este es el precio que hay que pagar hoy en día, solo por querer construir una familia?
La conciliación es común para la pareja, si la hay (me da igual que sean mamá y papá, papá y mamá, mamá y mamá, papá y papá) porque si no la tienes, ya sabes de antemano a lo que te expones y buscas alternativas para trabajar y criar (pero esto da para otra entrada).
Cuando hablo de conciliar en casa, hago referencia a buscar un equilibrio entre ambas partes, para llevar a cabo la crianza de esa nueva persona que ha llegado y se mete en nuestras vidas, así, sin más. Si hay equilibrio en la pareja, todo va rodado y los problemas se resuelven de un modo positivo. Los problemas no desaparecen sino que los afrontamos con seguridad, con comprensión y con firmeza.
Normalmente, cuando hablas con madres, todas te hablan de lo maravilloso que son sus hijos, de lo maravillosos que son sus maridos y de lo maravillosa que es su vida en general. Pero no te dicen, por miedo, por vergüenza, que desde que son madres:
.- Viven en un constante agotamiento.
.- Se sienten cansadas y fuera de lugar.
.- Viven para las apariencias para evitar críticas.
.- Sienten que su pareja se aleja en vez de acercarse.
.- Están asqueadas de que todo el mundo les diga lo perfecta que es su vida con hijos.
.- Se sienten agobiadas por estar mojadas las 24 horas/7 días a la semana (leche, pises…)