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“Madre e hijo”: Enfermos de afecto

Publicado el 28 mayo 2014 por La Mirada De Ulises

[8/10]   Cornelia es una mujer que ha triunfado como arquitecta-escenógrafa, pero que ha fracasado como madre. En una de sus representaciones escénicas recibe la noticia de que su único hijo, Barbu, un joven treintañero que se ha independizado para vivir con su novia, ha tenido un accidente en el que ha atropellado y matado a un niño. Entonces ella despliega toda su capacidad de gestión y sus contactos para evitar la cárcel… y recuperar así al polluelo que se había ido del nido. Ese es el desencadenante de la historia que Calin Peter Netzer nos cuenta en “Madre e hijo”, pero no el meollo… porque lo que el director nos quiere mostrar es una relación fraguada desde la infancia en el que una mujer de fuerte personalidad y carácter posesivo ha ido quitando el aire a su hijo hasta crearle fobias e inseguridades que amenazan con arrastrarle definitivamente a la infelicidad.

 “Madre e hijo”: Enfermos de afecto

Con una estética realista y una puesta en escena de gran sobriedad, sin música que conduzca la historia hacia el melodrama sentimental, con una cámara y un montaje que buscan recoger directamente la realidad, Netzer traza un panorama de la Rumania que trata de salir de la pobreza en medio de un clima de corrupción y chantaje (no falta tampoco la crítica al clasismo social), y a la vez consigue un retrato profundo de unas relaciones familiares enfermas en las que se refleja la misma asfixia y descomposición social. ¿Qué le mueve a Cornelia con tanta maquinación? ¿Es la misma cuando habla con el policía o con el testigo que cuando lo hace con la madre del niño fallecido? ¿Qué hay tras esa fría y cruda sinceridad con que se dirige a la novia de su hijo… y que a ella misma le exige? Con gestos duros y secos, con diálogos concisos y rotundos, Luminita Gheorghiu consigue construir la imagen de una madre autoritaria e hiper-protectora… pero también es capaz de arrancar sentimientos de compasión y pena en algún pasaje, porque es una madre que ha perdido a su hijo, como también lo es la que dejó al suyo en la carretera.

“Madre e hijo”: Enfermos de afecto

Sin duda, viendo a la madre se entiende mejor al hijo pusilánime, y observando la determinación y seguridad de cada una de las actuaciones de Cornelia, comprendemos mejor a ese marido que no pinta nada en casa o a ese Barbu que raya lo patológico. Ni se rompió el cordón umbilical ni se educó en la libertad o en la afectividad bien entendidas, ni ella va a cambiar a estas alturas… ni es fácil que él consiga enderezar su tortuosa vida. Por eso, el director consigue transmitirnos esa difícil relación hasta atisbar los momentos de sometimiento que padre e hijo habrán sufrido en el pasado, los silencios que se  habrán auto-impuesto, las mil veces que habrán tenido que dejar que ella se saliera con la suya… porque siempre tenía razón. A la vez, percibimos un sinfín de contradicciones en la madre, más allá de su insistencia en dejar de fumar o tener el piso como ella dice, y también su incapacidad para ser de otro modo.

“Madre e hijo”: Enfermos de afecto

El lenguaje narrativo es tan seco y contundente como el modo de comportarse de Cornelia, y por eso el cierre del último plano, brusco y sin concesiones, es perfecto… después de una escena entre las dos madres que amenaza con irse de las manos por lo lacrimógena pero que Netzer sabe mantener en su punto justo, y de una secuencia final que deja un resquicio a la esperanza. Esta buena película obtuvo el Oso de Oro en la pasada Berlinale, premio merecido gracias a un guión muy bien construido por Razvan Radulescu y con un magnífico dibujo de los personajes, a una extraordinaria Gheorghiu que da intensidad a todas las escenas, a una mirada que sabe levantar un edificio social y antropológico enfermo en el que se respira el miedo a la soledad y a la verdad de uno mismo.

Calificación: 8/10

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En las imágenes: Fotogramas de “Madre e hijo”, película distribuida en España por Golem © 2013 Parada Film y Hai-Hui Entertainment. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 28 mayo, 2014 | Categoría: 8/10, Año 2014, Críticas, Drama, Rumanía

Etiquetas: afectividad, Calin Peter Netzer, familia, Luminita Gheorghiu, Madre e hijo, padres-hijos, Razvan Radulescu


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