Revista En Femenino

Madres que se visten como sus hijas: ¿está bien o mal?

Por Mamikanguro @MamiKanguro

El fenómeno es cada día más evidente, sobre todo en las madres que tuvieron a sus hijas a una edad temprana. La calidad de vida, el ejercicio al que muchas se someten, los productos y tratamientos de belleza cada vez más asequibles, convierten a muchas mamás de hoy en verdaderas jovencitas que reaccionan alegremente al conocido comentario: “¡Pero si parecen hermanas!”. El fenómeno tiene nombre. Se llama “consumer dopelgängers” (consumidores de imitación) y, según un estudio de la Universidad de Temple (Filadelfia, Estados Unidos), algunas mamás se están convirtiendo en consumidoras de imitación de sus hijas y compran en tiendas para adolescentes buscando imitar las identidades de este rango de edad

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El quid del asunto está en el tema de las edades. Resulta que las mamás no se visten como sus hijas para verse como adolescentes. En realidad  se trata de algo más complicado: la edad cognitiva (edad como se sienten) es más importante que la edad real, biológica. Las mujeres se sienten más jóvenes, así que quieren proyectar esa personalidad con su estilo de vestir.

¿Una cuestión de competencia?

En contraparte, Roni Cohen-Sandler, psicóloga especializada en la relación madre e hija, advierte de los efectos potenciales que este fenómeno del “consumer dopelgängers” puede acarrear en el desarrollo de la adolescente. La especialista está convencida de que inspira un sentimiento de competencia en donde se supone debe haber una relación de apoyo. “Las adolescentes pierden una fuente de retroalimentación e información con la que realmente necesitan contar durante esos años”, dice Cohen-Sandler. Lo que las madres deben entender, agrega, es el papel que las madres y las hijas tienen, el respeto a los límites entre el mundo adolescente y el de los adultos.

Se le da a las adolescentes un mensaje desafortunado acerca de cómo la madre se siente acerca de sí misma, su edad y sus propias inseguridades acerca de la apariencia”. “Ese es un mensaje que me tiene muy preocupado: Es una filosofía de jóvenes adoradores, y sugiere que la mamá no se siente cómodo con la edad.

¿Qué debería hacer una madre para lograr ponerle fin a esta competencia? La psicóloga Beatriz Goldberg —es autora del libro Tengo un adolescente en casa ¿qué hago?— propone ocho consejos básicos:

  • Antes que nada, reconocer que se está trabando una competencia con la hija.
  • La madre no debe apoyarse ni buscar consuelo en sus hijas. No debe transferirles sus problemas.
  • Debe relacionarse con gente de su edad.
  • Conformarse con su propio cuerpo y sus logros intelectuales y/o laborales.
  • Si no está conforme con sus logros, replantearse qué puede hacer para mejorar.
  • Valorarse a sí misma. Hacer una lista de las cosas positivas que tiene.
  • Replantearse que sigue siendo ante todo una mujer y que puede mejorar su sexualidad. De ninguna manera debe sentir que vive su ocaso sexual.
  • Que le sirva para crecer todo lo que su hija le diga con la mayor crudeza.
  • Según la psicóloga Haydée Toronchik, las relaciones entre madres e hijas nunca fueron fáciles. “Pero ahora —dijo a Clarín la especialista— esta competencia se da en un marco distinto, porque las diferencias entre adultos y adolescentes son más difusas que hace unos años: van a los mismos lugares y hablan y se visten igual. Hasta pueden compartir algunos amigos.”
  • Según Toronchik, es preferible que las madres no copien el look de sus hijas: “Disfrazarse de jovencita no le hace bien a la mamá y mucho menos a los hijos. Cada una debe ocupar un lugar diferente.”

¿Cómo influye en el desarrollo de una niña la relación maternal?

Se pueden observar sentimientos encontrados dependiendo de la etapa evolutiva en la que se encuentre la hija. Hay madres que viven a través de sus hijas (relaciones de intromisión), relaciones en las que prima la competencia, otras relaciones confidente-amigas (me lo cuenta todo y yo a ella)… Y entre todas ellas existen muchos matices, que harán que el desarrollo evolutivo de la niña sea distinto en cada caso. Encontrar el equilibrio es complicado, pero es el objetivo a perseguir. No hay que preocuparse en exceso por ser la madre perfecta, ninguna madre (ni padre) tiene la posibilidad de ofrecer a su hijo un desarrollo ‘diez’ en todo. Por tanto, disfrutar en la crianza es muy favorable para la relación, y no dudar en pedir ayuda cuando existan bloqueos.

La relación varía según la etapa en la que se encuentra la hija. A grandes rasgos, sería una idealización de la madre cuando se es niña, un rechazo en la adolescencia -que corresponde con un acercamiento a su grupo de iguales y su proceso normal de individuación- y, finalmente, si todo va bien, un acercamiento a la madre cuando es adulta, con mayor comprensión de los aciertos y fallos que tuvo en el rol de madre y el suyo propio como hija.

Fuentes consultadas:

  • mexico.cnn.com/salud/2011/08/13/por-que-las-mamas-se-visten-como-sus-hijas-adolescentes
  • actitudfem.com/belleza/articulo/mamas-que-quieren-volver-ser-jovenes
  • celiaquijano.com/los-dinamicos-y-divertidos-bolsos-belter-de-ana-peyres/
  • diario.latercera.com/2011/07/26/01/contenido/tendencias/16-77862-9-estudio-revela-el-efecto-doppelganger-madres-que-imitan-el-estilo-de-sus-hijas.shtml
  • miamidiario.com/locales/moda-/locales/madres-vestidas-como-adolescentes-/madres-con-ropa-de-adolescentes-/estilo-de-moda-adolescentes/madres-e-hijas/profesor-ayalla-ruvio-/universidad-de-temple/moms-dressing-like-teens/12556

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