Sin ser un intelectual, su educación le llevó a la profunda creencia de que el más alto sentido del deber de un monarca era engrandecer la Monarquía y mejorar la vida de su pueblo. Y ese profundo convencimiento lo animaría a liderar una renovación del país a través de una práctica a medio camino entre el idealismo moderado y el pragmatismo político.
Entre las reformas destaca el embellecimiento y saneamiento de Madrid, empedrando las calles, poniendo alumbrado público, evacuación de basuras, construcción de paseos y monumentos como la Puerta de Alcalá, Museo del Prado, Observatorio Astronómico, Jardín Botánico, fuentes de Neptuno y Cibeles. Una ingente labor de urbanización de la ciudad.
ANTONIO JOLI: "Calle de Atocha"
LA PUERTA DE ALCALÁ (1769) es uno de los monumentos más significativos de Madrid junto con la cercana fuente de Cibeles. Fue mandada construir por el rey Carlos III y es obra del arquitecto Francesco Sabatini. Se halla en la Plaza de la Independencia, en el cruce de las calles de Alcalá, Alfonso XII, Serrano y Salustiano Olózaga y junto a la Puerta de España, entrada principal a los jardines del Retiro. Al igual que la calle en que se halla, la Puerta recibe su nombre por hallarse en el camino que conducía a la localidad de Alcalá de HenaresLA FUENTE DE CIBELES
Bajo el reinado de Carlos III, en 1767, el Conde de Aranda encargó el diseño del Salón del Prado que incluía la fuente.
La fuente de la Cibeles se instaló en 1782 en el Paseo de Recoletos, junto al Palacio de Buenavista, orientada hacia el Paseo del Prado, de cara a la de Neptuno. Toda la fuente fue esculpida en mármol cárdeno del pueblo de Mostesclaros (Toledo), de acuerdo con el proyecto de Ventura Rodríguez.
LA FUENTE DE NEPTUNO
El proyecto (1780-84) fue realizado en marmol blanco por Juan Pascual de Mena. Forma parte, junto con la Cibeles, y la Fuente de Apolo o de las Cuatro Estaciones de los tres grandes grupos escultóricos diseñados por Ventura Rodríguez para el Salón del Prado. Consiste en un gran pilón circular en cuyo centro se encuentra el dios Neptuno, dios de los mares, con una culebra enroscada en la mano derecha y el tridente en la izquierda, sobre un carro formado por una concha tirada por dos caballos marinos con cola de pez. Alrededor del carro se ven focas y delfines que arrojan agua a gran altura. El dios de las aguas aludiría a la Marina que Carlos III reformó para hacerla más competitiva y reforzar el nexo con las colonias.
La fuente, que en un principio estuvo situada en el extremo del Prado de Apolo, mirando a la fuente de Cibeles, fue trasladada al centro de la plaza de Cánovas del Castillo en 1898, lugar en donde sigue actualmente.
LA FUENTE DE APOLO O DE LAS CUATRO ESTACIONES
La Fuente de Apolo, diseñada por Ventura Rodríguez, se empezó a construir en 1780 durante el reinado de Carlos III por Manuel Álvarez, el Griego, que se encargó de las Cuatro estaciones, la figura de Apolo la realizó Alfonso Vergaz en 1802, aunque no fue hasta el reinado de Carlos IV cuando se puede dar por terminada.
Es también conocida como fuente de las Cuatro Estaciones, por las esculturas representadas en la parte baja. Entre ellas muestro la ALEGORÍA DE LA PRIMAVERA
EL MUSEO DEL PRADO
El Museo del Prado fue construido bajo el reinado de Carlos III, en el año 1785. Fue un encargo directo del monarca al arquitecto Juan de Villanueva. El proyecto forma parte de un ambicioso plan de modernización científica, confeccionado a la medida del rey ilustrado y de su gabinete de intelectuales y artistas renovadores. En principio no había de funcionar como pinacoteca, sino que se trataría del Gabinete de historia natural. Así, formaba parte de otro gran complejo que incluía el Observatorio Astronómico y el Jardín Botánico, que aún hoy podemos visitar. Todo ello inmerso en los jardines del Buen Retiro.
Carlos III, a propuesta del célebre marino y científico Jorge Juan, ordenó la creación del Real Observatorio Astronómico de Madrid.
EL JARDÍN BOTÁNICO
PALACIO REAL
Ha sido la residencia oficial de los reyes de España desde Carlos III hasta Alfonso XIII, y más tarde de los presidentes de la II República. Desde la década de 1940 su custodia y conservación depende de Patrimonio Nacional, y además de estar abierto al público esta reservado para las ceremonias y actos públicos en los que participa el rey Juan Carlos I como Jefe del Estado. Los orígenes del Palacio Real se remontan al siglo IX, cuando el reino musulmán de Toledo construyó una edificación defensiva que luego fue usada por los reyes de Castilla.ANTONIO JOLI: "Palacio Real", 1750
En el Siglo XVI, se construyó el Antiguo Alcázar. En 1734, un gran incendio redujo a escombros el Alcázar de Madrid, principal centro de poder de la monarquía hispánica y residencia de los soberanos de la Casa de Austria. Felipe V y su familia entonces residían en el palacio del Buen Retiro, pues era conocida la aversión del rey a este edificio de trazas barrocas que en nada se parecía a los grandiosos palacios rococó de su Francia natal.
Felipe V quiso que el Palacio Nuevo ocupase el mismo lugar. Para evitar que un nuevo incendio lo consumiera, no se uso madera en su construcción. Las obras finalizaron en 1755. La desaparición del Alcázar y la construcción de un nuevo Palacio Real iban a permitir al primer soberano de la Casa de Borbón mostrar la imagen de la nueva monarquía. Así, FELIPE V dispuso que el nuevo palacio fuera digno de una capital monumental, con capacidad para albergar no solo la residencia de la familia real, sino también a diversas instituciones político administrativas de la corona.
Fueron razones practicas las que tuvo Felipe V para construir el palacio en el mismo lugar, como la belleza de las vistas hacia los cazaderos reales de la Casa de Campo, El Pardo y la sierra, pero la más decisiva fue simbólica: manifestar a través del emplazamiento y de la arquitectura la continuidad, la renovación y la solidez de la Monarquía. La aversión que Fernando VI sentía hacia su madrastra Isabel de Farnesio, que desterró de la corte a comienzos de su reinado, quedó de manifiesto al excluirla de las estatuas de los reyes españoles que se estaban haciendo para ornamentar las fachadas y la balaustrada del palacio. Cuando CARLOS III subió al trono en 1759, además de reparar esta afrenta a su madre retirando todas las estatuas, se obstinó en darle un impulso definitivo a la terminación de las obras del palacio. En 1764 Carlos III estableció su residencia en el palacio.
Encarga las obras al arquitecto FRANCISCO SABATINI, que había llegado a Madrid con el monarca desde Nápoles y el 1 de diciembre de 1764, Carlos III y su familia se convirtieron en los primeros moradores del palacio.GIANBATTISTA TIEPOLO: "La glorificación de la monarquía española", 1765. Salón del Trono.
El techo del salón del Trono del Palacio Real de Madrid ofrece esta gran obra del artista veneciano, uno de los grandes exponentes del Barroco decorativo.
Tiépolo, que llegó a Madrid con su estilo Rococó, se encontró con el rigor y la austeridad clásica del Neoclasicismo defendido por Mengs. Del reinado de Carlos III se conservan prácticamente intactos el Salón del Trono, el Salón de Gasparini, la Real Capilla, la Sala de Porcelana, el Salón de Alabarderos y buena parte de los frescos que se pintaron en techos y bóvedas. El resto de las salas fueron cambiadas por los sucesivos soberanos predominantemente en estilos imperio y neoclásico. Y es que cada vez que subía al trono un soberano hacía reformas cambiaba la decoración y el emplazamiento de sus habitaciones en palacio.
El resultado de este largo proceso histórico es, sin ninguna duda, uno de los palacios más bellos de Europa, ya no solo por su arquitectura, sino también por las numerosas obras de arte que decoran sus salas. Mengs es aplaudido por las clases cultas e ilustradas de Madrid, por Jovellanos, por Moratín, por todos aquellos que siguen los atrevidos pensamientos de la Ilustración francesa. Carlos III mostró un especial interés por el arte y la cultura que se había consolidado en sus años como monarca de Nápoles y Sicilia. Consideraba que la obra de arte era un vehículo ideal para transmitir los símbolos del poder y las ideas ilustradas. La pasión del monarca y de su esposa, María Amalia de Sajonia, por la música, el teatro y la arquitectura, dio lugar a un largo periodo de espléndida producción artística.
Con su llegada a España, van a incorporarse al país artistas de la talla de Tiépolo, Mengs o Corrado Giaquinto. Los reales sitios serán objeto de numerosos proyectos decorativos.
CORRADO GIAQUINTO: "Nacimiento del sol y triunfo de Baco" (Palacio Real)
Fuentes: LA MONARQUÍA HISPÁNICACarlos III, el rey ilustrado (1716-1788)